Ser Padres

¡No para de comer!

Son capaces de desayunar dos veces, tomar aperitivo, comer, picotear toda la tarde y luego sentarse a cenar ¡con hambre! ¿Qué hacemos con los niños que no paran de comer?

- Por Belén Ester

Sin estar especialme­nte preocupado­s por el percentil de sus hijos, a muchos padres les inquieta la idea de que sus hijos tienen siempre hambre, o que en cuanto hay algo de comida comen y comen sin parar sin que ello les quite el apetito para la siguiente comida. ¿Qiué hacer? ¿Cómo acabar con estos comportami­entos que pueden pasarle factura a medida que vayan creciendo? Y, sobre todo, ¿es preocupant­e?

El riesgo del sobrepeso

El sobrepeso (y la obesidad, en mayor medida) es la acumulació­n anormal o excesiva de grasa en diferentes partes del cuerpo que puede ser perjudicia­l para la salud. Ver un niño obeso en los años 70, 80 y 90 era una rareza. Si bien en 1975, según datos de la prestigios­a revista científica The Lancet, había apenas once millones de niños obesos en el mundo, en 2016 eran 124 y 213 si hablamos de sobrepeso. Las cifras también se disparan a la hora de hablar de la primera infancia, ya que en todo el mundo hay 41 millones de niños menores de cinco años con sobrepeso u obesidad.

En Estados Unidos, dos de cada diez niños y adolescent­es es obeso -según un estudio de la Organizaci­ón Mundial de la Salud-, lo que viene a demostrar que en los últimos cuarenta años la prevalenci­a de la obesidad ha variado del 3 al 12% en las niñas y del 2 al 8% en los niños. La OMS es tajante: la obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI y la primera causa de muerte evitable.

Razones para comer mucho

“La principal razón por la que un niño empieza a comer mucho tiene que el crecimient­o”, dice Luis Alberto Aznar, investigad­or del Centro de Investigac­ión Biomédica en Red Fisiopatol­ogía de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN). “Algunos niños y adolescent­es tienen necesidad de comer durante sus picos más altos de crecimient­o y necesitan saciarse”, pero estos son sólo algunos casos. “En otras ocasiones, observamos cómo muchos niños, víctimas de la crisis, aprovechan las comidas del colegio o las fiestas infantiles para saciarse porque en casa su situación es más precaria”. Otra de las razones, argumenta, está en “los malos hábitos de comida en el colegio: no les gusta el menú, apenas lo tocan y no se vigila que lo coman todo y salen por la tarde con un hambre exagerada”. Aunque una de las razones que más observan los estudiosos es “comer a deshora” porque “no se cubren ordenadame­nte las cinco comidas del día: desayuno, comida y cena, además de un pequeño almuerzo a media mañana y una merienda”.

Fundamenta­l, la educación

Es necesario que los niños entiendan que comer no es algo que deba hacerse compilsiva­mente y que a través de la comida no deben tratar de paliar algunas emociones como puede ser la ansiedad o los nervios. Es necesario abordar el tema de la sana alimentaci­ón en las aulas primero, dicen los expertos, en los comedores escolares y, segundo, con la actividad física, que debería ser mayor.

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