Desarrollo
Ese recién nacido dormilón es dos años después un auténtico torbellino. ¿Cómo ha podido cambiar tanto en tan poco tiempo?
Así crece.
El bebé indefenso y dormilón de los primeros meses tiene poco que ver con el pequeño terremoto saltarín, risueño e interesado por todas las cosas con el que convivimos dos años después. Entre toma y toma, nana y nana, caricia y caricia, se empiezan a configurar las estructuras físicas, emocionales y cognitivas sobre las que construirá el resto de su vida. Pero el bebé no lo hace solo: los padres son la pieza imprescindible y fundamental de su desarrollo, algo que el catedrático Jesús Palacios nos cuenta: «Toda la sofisticada maquinaria neurofisiológica con la que los bebés llegan al mundo quedaría en nada si no hubiera allí al lado adultos disponibles, sensibles, estimulantes y amorosos», afirma. Conocer las etapas por las que pasa el niño, comprender sus emociones y las necesidades de cada momento nos ayudará a acompañarlo durante estos años con más atención y disfrutar de esta maravillosa etapa, que pasará volando, como se merece.