Consultorio
Puede aparecer entre la cuarta y la quinta semana desde la última menstruación y señala que el embrión anida en el útero. Sin embargo, ante cualquier sangrado, consulta con tu ginecólogo.
Sangrado por implantación.
La fecundación se produce cuando se encuentran un óvulo y un espermatozoide en la Trompa de Falopio. El óvulo, una vez fecundado, se divide y migra a través de las trompas hasta alcanzar el útero, en cuya cavidad, que está tapizada por un tejido esponjoso y muy vascularizado denominado endometrio, se implanta o anida. En el momento de la implantación se puede producir un pequeño sangrado, denominado ‘hemorragia de implantación’ debido a la rotura de algunos de los finos vasos que irrigan el endometrio en el momento en el que el saco gestacional penetra en su espesor.
¿Qué se necesita para que se produzca la implantación?
Para que pueda implantarse el óvulo fecundado (embrión) es necesario que éste viaje hasta el útero, que el endometrio de la madre sea receptivo, que el embrión esté en fase de blastocito y que, además, haya una sintonía entre el endometrio y el embrión. Muchos de los óvulos fecundados no acaban en embarazo porque el ambiente del útero no es el conveniente (los niveles hormonales de progesterona y estradiol no son los adecuados), la calidad del embrión no es buena o porque hay una baja receptividad del endometrio.
¿Cómo es el sangrado?
La hemorragia por implantación se presenta como un sangrado generalmente escaso, menor que una regla, alrededor de la cuarta o quinta semana desde la última menstruación.
¿Se produce siempre que el óvulo se implanta?
Se estima que el porcentaje puede estar en torno al 30-40 por ciento. Algunas algunas mujeres confunden este sangrado con la menstruación y no se percatan del embarazo. Otras, que están intentando quedarse embarazadas o se están sometiendo a tratamientos de fertilidad, piensan que el embarazo no ha llegado a buen puerto. Por eso, ante cualquier sangrado anormal, es importante acudir al ginecólogo.