¿Ha sido una crisis de epilepsia?
El retraso en el diagnóstico puede demorarse hasta 10 años. Por ello conviene estar bien informados. Cuando un niño tiene un episodio de pérdida de conciencia y movimientos en las extremidades, es muy probable que sea una crisis epiléptica, por lo que hay que acudir rápidamente a un pediatra o a un servicio de urgencias. Más difícil es en el caso de las ausencias, donde la pérdida de conciencia es muy breve, de muy pocos segundos y los padres o profesores no se suelen dar cuenta porque el niño reanuda su actividad rápidamente, en estos casos una disminución del rendimiento escolar puede ser de gran ayuda para sospecharlo. Para el diagnóstico, ante un niño que ha sufrido una crisis epiléptica, es muy importante realizar una historia clínica detallada, para ello es de gran valor que acuda a la consulta la persona que ha visto esa crisis en primera persona (familiares o amigos), para que nos describan las circunstancias que las desencadenaron si existen, lo que ocurrió (estado de conciencia, movimientos anormales, etc.). El segundo aspecto del diagnóstico está en la exploración física por si hay algún dato de afectación del sistema nervioso. Dentro de las pruebas complementarias la realización de un electroencefalograma o de una prueba de neuroimagen son básicas para aclarar la etiología o confirmar que se trata de una crisis epiléptica.