La merienda ideal
Ni un único alimento, ni bollería industrial. La merienda perfecta para los niños (y adultos) pasa por ser variada y fresca.
Según el primer estudio Hábitos de meriendas en España elaborado por Aldeas Infantiles SOS y El Caserío presentado el pasado mes de septiembre, solo cuatro de cada diez niños toman un bocadillo para merendar mientras que la bollería industrial (rica en grasas trans y azúcares y bajas en proteínas y fibra), señalado como un factor de riesgo relacionado con la obesidad infantil, ha pasado del 2 al 6 % de las meriendas. Además, el 34% de los niños toma este tipo de productos al menos una vez a la semana.
Solo un alimento: error
Otro estudio realizado por la Universidad de Zaragoza, refleja que el 44% de las meriendas españolas las compone solo un alimento cuya ingesta no consigue alcanzar más del 10% del aporte calórico diario recomendado por la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN).
Si bien el mencionado bocadillo es la “opción más saludable” según la Asociación Española de Pediatría, y aporta cereales gracias al pan y proteína gracias al jamón o al queso que lleva en su interior (o debería, mejor que chocolate), deberían incluir un lácteo y una fruta, algo que toman solo el 7,3% de los niños españoles. “Añadir fruta, yogur y cereales en las meriendas ayuda a alcanzar un aporte energético más adecuado, a la vez que mejora la ingesta de nutrientes fundamentales como el calcio y las vitaminas”, explica la doctora e investigadora Cristina Julián de la Universidad de Zaragoza.
Merendar dos veces
La merienda debe ser proporcionada para evitar hábitos inadecuados (como merendar dos veces -nada más salir del colegio y más avanzada la tarde-, o merendar tanto que se llegue a la cena sin ganas). Teniendo en cuenta la cada vez más elevada prevalencia del sobrepeso infantil (213 millones en 2016 según la revista científica The Lancet), los expertos coinciden en que la presencia de la fruta en la merienda debería ser obligatoria.