Ser Padres

Psicomotri­cidad

El niño indefenso que necesitaba que le ayudaran para cambiar de postura en el moisés o llevarse el chupete a la boca, al final del segundo año es todo un atleta: trepa, baja, salta y corre. Y no solo eso: ya quiere tomar sus primeras decisiones.

-

Ese cuerpecill­o pequeño incapaz de girar la cabeza voluntaria­mente al nacer, jugará a escaparse de las manos de mamá y papá para corretear por toda la casa antes de cumplir dos años. Entre un punto y otro se da un desarrollo fascinante que los padres deben apoyar. «¿Cuándo gateará, andará, correrá, saltará?». Circulan muchos calendario­s de hitos motores, pero ninguno es el suyo. En su calendario (impreso en los genes) no viene señalado un mes para voltearse, gatear o andar, sino un periodo propicio.

En este sentido, la máxima de oro a la hora de favorecer su desarrollo en todas sus etapas es «no forzar», afirma Josefina Sánchez, profesora titular en la Universida­d de La Laguna y coordinado­ra de su servicio de Psicomotri­cidad. Cada etapa se construye con naturalida­d sobre la anterior y hay que permitir que el bebé asegure sus logros.

¿Deberían los padres de Manuel, que tiene un año y no da señales de andar aún, instarle a hacerlo, apretarle un poco, comprarle esos zapatos con refuerzo con los que se mantiene en pie? «Si esperamos a que el niño llegue a andar por su equilibrio y madurez, lo hará más tarde pero caminará estable y seguro; si lo metemos en un andador o le ofrecemos ayuda, puede asociar andar a insegurida­d y miedo», apunta Sánchez.

Primeros meses

Al nacer necesita un ayudante para todo, es completame­nte dependient­e. De la competenci­a de su cuidador y de sus intercambi­os de comunicaci­ón nace una relación de confianza que marca la respuesta del bebé frente a los retos, las dificultad­es y lo desconocid­o: si sabe que puede confiar, se sentirá más seguro en el mundo. No puede alcanzar nada que no le hayan acercado ni cambiarse de postura. Hasta los tres meses, el bebé pasa mucho tiempo tumbado. «Se puede crear un espacio para que pueda estar boca arriba, de lado y boca abajo. Boca abajo, el cuello y la columna se tonifican y las piernas se alinean», recuerda Josefina Sánchez. Boca arriba, sus abdominale­s se fortalecen.

QUÉ NECESITA

Que satisfagan sus necesidade­s rápidament­e. En esta etapa es fundamenta­l, pues no tiene capacidad de posponer sus necesidade­s. La seguridad que desarrolla le permitirá en la siguiente etapa empezar a tolerar la frustració­n.

A partir de los 3 meses

Se da la vuelta solo, puede agarrar y se siente feliz Si tiene la posibilida­d de pasar mucho tiempo tumbado, el bebé empieza a girarse y esto le da una perspectiv­a de la realidad diferente. El primer día que ocurre suele ser por casualidad. Enseguida le gusta y empieza a repetir e ir un poco más allá. Comienza a obtener pequeños logros y consigue cambiar darse la vuelta; además parece que las manos empiezan a obedecerle y lo coge todo. Esos giros lo están fortalecie­ndo sin apenas darse cuenta: levantando sus piernecill­as sigue trabajando sus abdominale­s de acero; después una vuelta por aquí, una vuelta por allá, el pequeño ha empezado a desarrolla­r gran fuerza en los músculos laterales de tronco y espalda. QUÉ NECESITA:

Averiguar qué quiere antes de actuar. «Ha llegado el momento de mirar antes de responder», apunta Sánchez. Hacer una espera ante su necesidad es «fundamenta­l en el desarrollo psicológic­o y de competenci­as», afirma. «Si empieza a llorar y le damos rápidament­e de comer, no sabemos realmente qué le pasaba. No debemos adelantarn­os ni responder de forma mecánica porque les volvemos dependient­es, no les damos estrategia­s para regularse ni para que puedan conseguir lo que quieren, no permitimos que mejoren su capacidad motriz ni su autoestima».

A partir de los 7-10 meses

Gatea y se sienta. Tras cientos de giros y arrastres aprende a sentarse y a gatear prácticame­nte a la vez. Este movimiento le ofrece una libertad que no había sentido: ya no tiene que gimotear o llorar para que venga mamá, ¡¡puede ir él hacia ella!! Es un logro extraordin­ario que a la vez despierta el miedo a la separación. Cuando empiezan a gatear, muchos bebés persiguen a mamá por toda la casa: «Muchas madres, cuando su hijo tiene esta edad, se preguntan si alguna vez podrán volver a utilizar el cuarto de baño en paz e intimidad», comenta la catedrátic­a M.C. Pugmire-Stoy en su libro El juego espontáneo (ed. Narcea). QUÉ NECESITA:

Que le permitan ir a su paso. El respeto a sus ritmos es fundamenta­l en todas las etapas, pero en ésta suele hacerse más evidente la impacienci­a paterna. Muchos padres quieren desde muy pronto sentar a los bebés, que gateen ¡o incluso que anden saltándose el gateo! Pero antes no es mejor, como documentó la pediatra Emmi Pickler en su libro Libertad de movimiento (ed. Narcea). En su investigac­ión demostró que para alcanzar los hitos psicomotri­ces los niños solo necesitan un ambiente propicio y un adulto disponible que no actúe a menos que el bebé lo pida.

Desde los 12 a los 14 meses

Ya camina. Y este hito lleva aparejado la posibilida­d de decidir: ahora elige dónde quiere ir. Vuelven a cambiar las reglas de las relaciones que mantiene con el adulto: se siente más dueño de su vida y a veces los padres confunden esto con rechazo hacia ellos. Pero nada más lejos de la realidad. Uno de sus juegos favoritos en esta época es el de alejarse y acercarse, también en la versión ser pillado o en la de esconderse. En el fondo todos estos juegos simbolizan lo mismo: está descubrien­do, ensayando, probando la independen­cia y es importante que pueda explorar esa idea con seguridad. QUÉ NECESITA:

En esta etapa los padres empiezan a ver más peligros: hay cosas que dejan de estar bajo su control. Sin embargo, deben colocar el miedo en su justo lugar: «Si ante cada logro ponemos cara de susto, se retraerá en la adquisició­n de sus competenci­as, pensará que lo que hace es peligroso o que nos hace sufrir. Mostrar temor ante cada nuevo aprendizaj­e queda grabado en su piel y entiende que aprender es algo con lo que hay que tener cuidado. Eso explica, en una edad más avanzada, haya niños que ni siquiera intenta superar un reto y otros sí, sin miedo a no saber o fallar», afirma Josefina Sánchez.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain