Lo que nunca debe faltar
La socióloga Ana Velasco resume la esencia de volver a los entornos rurales: “La mayor independencia, la sensibilidad y respeto por la naturaleza, la socialización, el autoconocimiento o aprendizaje, las ansias de descubrimientos, la responsabilidad, el cuidado a los mayores y el cuidado a los pequeños, el arraigo a la cultura, a los orígenes, a la familia, el desarrollo de la empatía y, sobretodo una visión más amplia del mundo. Todo ello se adquiere en los entornos rurales por paradójico que parezca, ya que resulta que dichos enclaves, más familiares y cercanos, nos permiten conocer y entender otras formas de vida más allá de las estereotipadas. Volver al pueblo es tan enriquecedor como lo es viajar, aunque pueda parecer todo lo contrario porque aunque los pueblos tienen la imagen generalizada de ser más cerrados, conservadores o anclados en el pasado, abren la mente, permiten conectarnos con nuestras raíces, nuestra cultura, nuestros valores, nuestras gentes y sobretodo con la naturaleza y las relaciones en comunidad”.