Inma: “No pudo ser como yo quería”
“Desde que supe que estaba embarazada, empecé a buscar información sobre lo que podía hacer para tener un parto lo menos intervenido posible. Decidí parir en el hospital, porque en casa me sentía muy insegura. Elaboré un plan de parto en el que solicitaba que no se me rompiese la bolsa de forma artificial y no se utilizase oxitocina para provocar contracciones. Tampoco quería analgesia epidural y prefería que se me monitorizase de forma intermitente para poder caminar y adoptar posturas que aliviaran el dolor.
Un día antes de salir de cuentas, ingresé por urgencias porque la bolsa de aguas se rompió espontáneamente, pero no había dilatado nada ni tenía contracciones. Después de esperar muchas horas y ponerme tratamiento antibiótico, seguía sin contracciones y comencé a tener fiebre. Además, el líquido amniótico empezó a teñirse de meconio. Los médicos me explicaron que había que inducir el parto con oxitocina porque mi bebé podía tener problemas y que era conveniente monitorizarlo. Decidí que me pusieran analgesia epidural porque las contracciones eran muy dolorosas y fue un parto muy largo. En principio sentí mucha frustración, pero luego comprendí que lo importante era que mi niño naciese bien. No obstante, si tengo otro hijo, intentaré que mi parto sea más natural y con menos intervención”.