Tus cuidados
La enfermera pediátrica Yolanda Vélaz nos cuenta en primera persona lo que sintió al ser madre y por qué encontrarse apática y decaída las primeras semanas tras el parto puede ser normal.
¿Por qué estoy triste si he sido madre?
Me acuerdo cuando me dijeron: “no pasarás el tercer día posparto sin llorar”. Pensé que era una leyenda urbana pero no, llegó el tercer día y lloré. Debo decir que no todas las mujeres reaccionan igual ante el cambio hormonal que se produce tras el parto, pero es importante que entiendas que ese descenso brusco hormonal es
motivo suficiente para encontrarte anímicamente mal. Los cambios en tu estado de ánimo están totalmente justificados por lo que te acabo de contar. No debes sentirte mal por pasar de la alegría más absoluta al llanto en cuestión de minutos. Lo importante es que tu pareja sepa que esa reacción es totalmente normal en el posparto. Dicho todo esto, hoy quiero contarte el límite de lo que a priori puede ser normal, a lo que pueden ser indicios de una posible depresión posparto.
Llorar en el posparto
Es lo más normal del mundo. Únicamente necesitas un poquito de tiempo para adaptarte a tu nueva situación, y sobre todo necesitas comprensión y cariño. Es importante que tu pareja sea consciente de que anímicamente vas a estar más susceptible de lo habitual, más irritable y que vas a necesitar que tenga paciencia.
En el posparto la actitud de la pareja es muy importante, y él puede ser la persona clave para diferenciar la tristeza, irritabilidad y cansancio normal de estas primeras semanas con los síntomas más característicos de una posible depresión. La persona que nos acompañe codo con codo estas primeras semanas podrá observar si nuestro estado anímico empeora.
A las tres semanas tras dar a luz lo normal es que te vayas encontrando mejor de forma progresiva y tu estado anímico mejore. Si por el contrario, pasado este tiempo notas que además de no encontrarte mejor sientes alguno de los síntomas del recuadro de arriba, consulta a tu médico.
La depresión en cifras
Afecta aproximadamente a un 10 o 20 % de las mujeres que acaban de ser mamá. La depresión posparto no entiende de razas, ni estatus sociales, afecta a amas de casa, a actrices incluso a futuras reinas…
No pasa nada por pedir ayuda, no es un signo de debilidad, al contrario. Recuerda que para poder cuidar de los demás, primero debes cuidar de ti misma. Es importante que entiendas que debes cuidar tu propio bienestar y tu relación de pareja si has decidido vivir la maternidad de esta forma. Eso te dará fuerzas para todo lo demás, y no te equivoques: pedir ayuda es de valientes. Hasta la princesa Kate Middleton declaró una vez que ella ha contado con mucha ayuda en casa que nosotras no tenemos, pero que en contrapartida se la observaba con lupa y le generaba mucha ansiedad.
Nos puede pasar a todas. Si tu desánimo se prolonga en el tiempo, pide ayuda.