¿Pereza intestinal tras el parto?
Las alteraciones que se producen en nuestro organismo durante el embarazo y al dar a luz pueden causarnos problemas para ir al baño. Descubre cuándo preocuparse y cómo poner remedio.
Nuestro tránsito intestinal se puede ver ralentizado tras alumbrar a nuestro bebé y tener dificultades para evacuar o hacer las heces demasiado duras. Cuando creíamos que todas las molestias que pudimos tener durante el embarazo se terminarían aparecen otras o continúan algunas de ellas.
Las causas del estreñimiento
Los niveles altos de progesterona, hormona del embarazo que favorece el estreñimiento, sigue presente, aunque en menor cantidad después de dar a luz , este es uno de los motivos que puede causarnos estreñimiento crónico después del parto. Además, como explica el doctor Víctor Toledo-Pimentel, especialista en aparato digestivo,“los músculos abdominales quedan distendidos durante el parto, flácidos y transitoriamente ineficaces y el propio intestino puede haberse traumatizado por el parto y haber quedado perezoso”. A estos dos motivos hay que sumar las incómodas hemorroides que pueden haber aparecido durante el embarazo o el parto y que provocan que, involuntariamente, retengamos las heces debido al miedo a ir al baño porque sabemos que nos dolerá.
Por último, en los primeros días del nacimiento de nuestro hijo solemos permanecer en casa más o menos convalecientes y el propio sedentarismo en los primeros días no favorece el tránsito intestinal. Por ello, es recomendable que inicies los paseos con el carrito de tu bebé cuanto antes. Recuerda que un cuerpo inactivo favorece un intestino inactivo.
Pautas para evitarlo
Seguir una rutina diaria saludable te ayudará a terminar con este incómodo problema de forma rápida y eficaz.
Hidrátate bien: bebe mucha agua, zumos naturales, caldos, infusiones, etc. Para una mejor reposición hídrica. El café matinal puede ayudar. Come frutas, verduras y fibra: toma frutas, verduras y otros alimentos ricos en fibra para aumentar tu cantidad de ingesta de fibra diaria, Aumentando la cantidad de fibra en nuestra dieta logramos que se ablanden las heces y que la evacuación sea fácil con las frutas y las verduras. El kiwi es la fruta ideal para mejorar el tránsito, junto a los higos o ciruelas, pasas, la zanahoria y la calabaza.
Realiza ejercicio físico: el sedentarismo es una causa muy frecuente, es decir, no moverse. Cuando puedas, es bueno empezar a moverse. Este movimiento en el postparto ayudará a que los órganos internos busquen de nuevo su sitio y se normalice el tránsito.
Practica a diario los ejercicios de Kegel: se pueden realizar prácticamente después de haber dado a luz y en la misma cama y ayudan a tonificar el perineo y el recto. ¿Cómo se practican? Solo apretando la musculatura del suelo pélvico durante unos segundos y, luego, relajamos. Existen varios tipos de ejercicios de Kegel. Prueba estos:
-Lentos: contrae durante 5 segundos, mientras respiras despacio, y luego relaja durante 5 más. Repítelo 10 veces.
- Rápidos: contrae y relaja los músculos tan rápido como puedas durante 2 o 3 minutos. Comienza con 10 repeticiones y, conforme vayas ganando tono, aumenta hasta 50 repeticiones diarias. - Ascensor: consiste en contraer los músculos ‘haciendo paradas de intensidad’ (imagina que es un ascensor que sube y, cada cierto tiempo, se detiene).
Ve al baño cuando tengas ganas: ve al baño en cuanto sientas necesidad, sin aguantar, intenta estar relajada y tranquila en el inodoro. Para ello necesitaremos el apoyo de la pareja o familia para que nos ayuden con el recién nacido. Si el problema de estreñimiento persiste, consulta al médico especialista por si puede recomendarte laxantes o ablandadores de heces compatibles con la lactancia, para facilitar el tránsito intestinal y la defecación.
Cuida tu flora intestinal
Cuando hablamos de flora intestinal nos referimos a la comunidad de microorganismos (la mayoría bacterias, las conocidas como ‘bacterias buenas’) que viven en nuestro intestino. Si se empobrece, falla el sistema inmunológico (las defensas) y la nutrición (no se digieren bien los alimentos, con lo que no nos aportan su energía, aparecen los gases, la hinchazón, el estreñimiento...). Para cuidarla, toma probióticos, las bacterias buenas que preservan el buen estado de la flora intestinal y que encontrarás en los yogures, los lácteos fermentados o el kéfir (leche fermentada) y en productos enriquecidos con ellos.