¿Tiene vegetaciones?
Ronquidos por la noche, mocos y dificultades respiratorias. No dudes en consultar al pediatra, la solución es indolora.
Amedida que crecen, el día a día de los niños está repleto de cambios. Si cuando eran bebés solo querían comer y dormir, al cumplir un año se encuentran muy activos. Pero, ¿qué pasa cuando se muestran inapetentes, con sueño intranquilo y mucha inquietud o cansancio durante el día? Si todo lo anterior va acompañado de enfermedades de oído que no dejan de reaparecer, es posible que tu bebé tenga vegetaciones.
Cuando es algo serio
Al igual que las amígdalas y ganglios linfáticos, las vegetaciones son parte del sistema inmune y están hechas para reaccionar ante invasores extraños dentro del cuerpo, protegiéndonos de posibles infecciones. Están presentes desde el momento del nacimiento y siguen creciendo hasta los 4 años. A partir de ahí, el tejido se ve reduciendo sin llegar a desaparecer del todo. Sin embargo, “puede llegar a ser un problema cuando su tamaño va aumentando por los catarros e infecciones respiratorias repetidas”, explica la Doctora Begoña Torres Muros, especialista en otorrinolaringología y miembro de Top Doctors.
A tener en cuenta
Cuando además el niño ronca por la noche, presenta pausas en la respiración (apneas), duerme mal o está inquieto y cansado durante el día afectando incluso a su rendimiento escolar, hay que acudir al pediatra. La persistencia de estos síntomas pueden llegar a tapar la fosa nasal, lo que provocaría otitis y rinofaringitis.
Cómo ayudarle
El tratamiento no es siempre quirúrgico. Antes de llegar a este paso se recomiendan lavados frecuentes de la nariz con suero fisiológico o agua de mar con presión suficiente para arrastrar el moco acumulado. Los antihistamínicos y descongestionantes pueden aliviar los síntomas. En el caso de infección aguda con fiebre es cuando se emplean antibióticos.