Repite lo mismo
¿Debo preocuparme?
Todos aprendemos a hablar por imitación, repitiendo lo que escuchamos en nuestro entorno más cercano, generalmente de nuestros padres. Entre el año y los dos años de edad, es habitual y completamente normal que los niños repitan e imiten sin parar todo aquello que escuchan, como base de su aprendizaje y parte normal del desarrollo del lenguaje.
Algunos niños empiezan a hablar temprano y de repente, y, otros, un poco más tarde. Algunos, incluso, no hablan prácticamente nada hasta que comienzan a hablar con frases completas. Sea como sea el aprendizaje, está científicamente demostrado que estas habilidades mejoran en los niños cuando los padres o su entorno cercano, en vez de repetir una única palabra, la repiten en diferentes contextos. La estimulación que reciba el niño en su entorno más cercano resulta fundamental para la adquisición del lenguaje.
El desarrollo del lenguaje
Desde que son bebés los niños nacen con capacidad para comunicarse con su entorno. Primero, a través del llanto; posteriormente, balbuceando y diciendo sus primeras sílabas y palabras para, finalmente, formular frases sencillas que son perfectamente entendibles por sus padres. Pero hasta llegar a este punto los niños pasan por diferentes etapas.
En la primera fase (en torno a los seis meses) el bebé escucha sonidos e intenta reproducirlos balbuceando de forma repetitiva sus primeras sílabas. Posteriormente intentará reproducir todo aquello que escucha, como simple imitación de sonidos. Es entre los seis y los ocho meses cuando comienza la conocida como fase de lalación en la que el niño dice sus primeras sílabas “la”, “pa”, “ma”, “ta”.
Poco a poco su uso del lenguaje irá mejorando y comenzará a decir sus primeras palabras —a los diez meses— sin conocer su auténtico significado. Alrededor del año, los niños ya saben el verdadero significado de las palabras e inventan otras nuevas. A lo largo de los meses aprenderá nuevas palabras y compondrá frases sencillas. A esta edad los niños ya son conscientes de la importancia del habla como medio de expresión y son capaces de adecuar su lenguaje dependiendo de si hablan con un adulto o con otro niño. Entre los dos y los tres años deben ser capaces de mantener una conversación sencilla y contestar a las preguntas que les hacen sus padres.
¿Cuándo puede ser un problema?
Si observamos, a partir de los dos años y medio, el niño continúa repitiendo todo aquello que escucha o se atasca en una escena o en una frase, y la repite una y otra vez sin parar, debemos pensar que el niño puede tener un problema en su desarrollo: la ecolalia. Antes de ser diagnosticada, los especialistas descartarán que se trate de un simple retraso del lenguaje.
Según la Real Academia Española, la ecolalia es “una perturbación del lenguaje que consiste en repetir el enfermo involuntariamente una palabra o frase que acaba de pronunciar él mismo u otra persona en su presencia”. Pero la ecolalia va más allá y no sólo repite palabras o frases sino también la articulación y la entonación de las mismas. Debemos tener en cuenta que cuando se produce este trastorno el niño no entiende nada de lo que repite y lo hacen de manera espontánea, sin querer interrumpir ni molestar al adulto con su conducta. Este trastorno —como síntoma de otras enfermedades como el autismo, el síndrome de Tourette, la afasia, la esquizofrenia, la demencia, la epilepsia o una lesión cerebral— no tiene cura pero con un tratamiento temprano, generalmente con un logopeda, se puede trabajar para que el número e intensidad de las repeticiones disminuya.
Otro de los problemas asociados al lenguaje y que suele aparecer en la infancia es la tartamudez, con interrupción en el ritmo y fluidez en el habla. Suelen ser frecuentes la repetición de sílabas en las palabras y presentan bloqueos a la hora de hablar acompañados con una notable tensión física. Hablar delante de los demás les suele causar ansiedad y tienen tics asociados a su trastorno. En la mayoría de los casos, el tratamiento adecuado está orientado a entrenar la fluidez verbal del niño con ayuda de un logopeda.
Si a partir de los dos años y medio se continúa repitiendo o se atasca podría tener ecolalia