¡Quiere hacerse un tatuaje!
¡Quiere hacerse un tatuaje!
Ven a sus ídolos con el cuerpo totalmente tatuado, compañeros de clase o, incluso a sus padres. Y llega el momento en el que dicen “Me quiero hacer un tatuaje”. En casa saltan todas las alarmas. La reacción más común entre los padres es intentar quitarles la idea de la cabeza y hacerles ver la importancia de su decisión: es algo para toda la vida, te puedes arrepentir, puedes tener una infección, espera a ser mayor de edad… Pero la idea, les sigue rondando por la cabeza.
Como padres no se debe decir un no rotundo. Es importante hablar con él, escucharle y saber qué se oculta detrás de esa decisión. Saber si sus motivos son importantes y meditados— recordar a un ser querido, sentirse parte de un grupo con “ese sentido de pertenencia” o reafirmar su personalidad— o se trata simplemente de un capricho pasajero. Debemos dejar que se exprese y que explique qué tipo de dibujo quiere, el tamaño o la zona del cuerpo donde se lo quiere hacer porque hay unas que son mucho más dolorosas que otras o incluso, no son recomendadas, como la cabeza o la cara. “La tendencia a tatuarse es universal. Según el continente donde se haga la encuesta podemos encontrar que, aproximadamente el 12% de los europeos están tatuados y el porcentaje aumenta hasta el 25% si hablamos de los norteamericanos. Pero, en ciertos grupos y culturas, este dato se incrementa hasta el 50%”, asegura la doctora Pasquali, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología.
Saber a quién y dónde ir
Para muchos adolescentes lo importante es el dibujo que se quieren hacer y la zona del cuerpo donde se van a tatuar. Puede incluso que ya sepan si lo quieren a color o en negro. Sin embargo, no tienen tanto en cuenta dos aspectos esenciales a la hora de tatuarse: quién se lo va a hacer y en qué estudio.
No es una tarea sencilla encontrar a un buen tatuador, ni se puede escoger el primero que vean paseando por la calle, pues alguno puede ser clandestino y no cumplir con las normas sanitarias. Hay que saber que muchos tatuadores están especializados por temáticas (triba-
les, 3D, caras…) y la mayoría de ellos muestran el resultado final de sus trabajos en las redes sociales, sobre todo en Instagram y Facebook. También es bueno analizar en profundidad al tatuador y conocer las opiniones de otros. Es muy importante tener referencias del artista con el que quiere tatuarse. Antes de hacerlo hay que investigar, comparar y decidir porque, no se debe olvidar, que lo tatuado permanecerá para siempre. Otro de los aspectos clave es el centro donde se lo van a hacer. Todos los estudios de tatuaje deben cumplir con unas normas higiénicas idóneas, tanto del lugar como de los materiales y herramientas empleadas. La gran mayoría de los estudios cumplen con las normas legales en cuanto a calidad de la tinta. Aun así, si no se cumplen las normas de salubridad, hay que descartar este centro y acudir a otro.
Sobre los precios: pueden oscilar bastante de un centro a otro pero no pueden ser la razón principal por la que elegir a un tatuador. Muchas veces lo barato sale caro y no solo en cuanto a la calidad del dibujo; la tinta empleada también puede ser de baja calidad.
¿Me lo puedo quitar?
Hay que explicarles que no se trata de una moda pasajera como teñirse o cortarse el pelo, sino que estas marcas quedarán en su piel para siempre y que puede cerrarles puertas en el futuro. “¿Te ves con el tatuaje cuando seas un abuelo?”, “¿Y cuando acudas a entrevistas de trabajo o estés trabajando?”Ante estas preguntas muchos adolescentes dudan y recurren siempre a la misma respuesta, “pues me lo quito”. Pero no todo es tan sencillo. “Se les debe recordar que los tatuajes nunca se quitan del todo —continúa la doctora—, el tratamiento puede ser doloroso, costoso y largo, en ocasiones más de un año porque precisa de 10 o 12 sesiones de láser”. El borrado se produce de manera paulatina siendo más fácil de eliminar el color negro. Cuantos más colores tenga el dibujo, más difícil resultará eliminarlo de la piel.
Hay que hablar con él para saber por qué quiere hacérselo