Bien protegido del frío
Los niños, desde que nacen, deben estar bien abrigados en épocas de frío. No hay razón para que no disfrutemos del invierno con ellos.
Que la gripe no le alcance.
Salvo que sea prematuro o tenga alguna dolencia, si el bebé está bien alimentado y le abrigamos bien puede disfrutar de las salidas invernales. A los recién nacidos hay que protegerlos un poco más ya que la falta de grasa corporal les hace más vulnerables a los cambios de temperatura. Tan malo es pasarse como quedarse corto.
Dentro de casa
La temperatura ideal dentro de casa en invierno debería rondar los 23 o 24 grados, tanto si se trata de un recién nacido como de un bebé o niño más grande. Un consejo: en casa y en la calle lo mejor es vestirle con capas (sin pasarse). Las capas permiten vestirle y desvestirle o comprobar su temperatura de forma más rápida, fácil y cómoda.
¿Y cómo se sabe si pasa frío? Los pequeños (sobre todo los recién nacidos) casi siempre tienen los pies fríos, por eso es bueno taparlos con patucos o calcetines. Los lugares más adecuados para saber su temperatura corporal son la nuca, la frente y el cuello. Por lo tanto, bastará con tocarles en esas zonas y si están calientes y sudadas o si están fresquitas, actuar en consecuencia. Las calefacciones –como los aires acondicionados– tienden a resecar la piel y las mucosas. Por eso, si la casa y especialmente su habitación está muy seca, no está de más colocar recipientes de agua sobre las calefacciones o, mejor aún, contar con un humidificador. La hora del baño no debe durar... una hora, ni
muchísimo menos. En invierno bastará con darle un baño corto, de menos de diez minutos, en agua tibia y en un ambiente de unos 24 grados (o un poquito más). Por la noche, el cuarto del niño no debería estar
demasiado caliente, la temperatura ha de oscilar entre los 20 y los 22 grados. Lo ideal es que duerma con un pijama calentito que le cubra los pies, mejor que taparle con mantas gordas.
Fuera de casa
A los bebés de doce meses y mayores se les viste con la misma cantidad de ropa que a un adulto.
Los más pequeños necesitarán una capa más. Y otra cosa: es importante evitar salir a la calle a primera y última hora del día, cuando más frío hace. Los bebés menores de dos años son los más susceptibles a sufrir hipotermias y congelación, así que si el paseo en el parque es solo un paseo, todo irá bien. Los especialistas sugieren que en caso de duda, si el bebé es menor de seis meses, mejor quedarse en casa. Si ha llovido o nevado y es un día de invierno normal, un paseo por el parque no tiene por qué ser perjudicial. Las prendas más indicadas durante los meses fríos son las que permiten que la piel respire, como el algodón o la lana. Y no hay que olvidarse de las manoplas, de unos calcetines gruesos ni del gorro, pues los bebés pierden mucho calor por la cabeza y hay que contar, además, con que aún no tienen mucho pelo. Las bufandas no son una buena idea todavía, ni las prendas con cordones cerca del cuello, porque pueden provocar enganchones y, en el peor de los casos, asfixia. Si durante el paseo sus labios adquieren un tono azulado y su nariz, punta de los dedos u orejas están pálidas, entonces estará pasando frío. Si su nuca está caliente o sudorosa y sus mejillas sonrosadas, tiene un sarpullido en el pecho o barriga, entonces estará pasando calor. Otro síntoma a tener en cuenta es si de pronto está sobreexcitado o letárgico, signos de estar incómodo por calor o frío.
Vestirles con varias capas resulta mucho más práctico y cómodo