Curó la leucemia de Rafael
Durante su embarazo, Teresa también recibió información sobre la posibilidad de congelar la sangre del cordón en un banco privado. “Tenemos amigos que lo han hecho y nos lo llegamos a plantear, pero cambiamos de opinión cuando mi ginecóloga nos contó que ella había donado los cordones de sus tres hijos. Nos dimos cuenta de que no tenía mucho sentido tener guardado algo que quizás algún día le podría salvar la vida a otro niño”, recuerda. Decidieron donar el cordón de Rafael, pero al final no pudo ser porque era corto y no contenía suficiente sangre. “Pero, mira por dónde –cuenta Teresa emocionada–, el destino nos ha devuelto con creces este pensamiento, porque una unidad de sangre de cordón de un banco público es lo que ha salvado la vida de nuestro hijo”.
El pasado año, cuando Rafael solo tenía dos años y medio, una analítica hizo saltar las alarmas y una punción confirmó lo peor: tenía leucemia, un tipo poco común conocida como indiferenciada. Ingresó en el Hospital San Joan de Déu (Barcelona) para recibir quimioterapia y corticoides. Pero el resultado no fue el esperado y, después de varias reuniones y consultas con otros centros y especialistas, incluso de EE UU, los médicos vieron necesario hacer un trasplante de médula.
Sus padres, Teresa y Alejandro, contactaron entonces con la Fundacion Josep Carreras. “Nos tranquilizaron mucho, porque nos dijeron que en caso de no encontrar donante de médula, siempre hay de sangre de cordón umbilical y que estaban seguros de que todo iba a ir bien”.
El trasplante se realizó el 11 de agosto en el Hospital de Vall d'Hebron, de Barcelona. Los médicos prefirieron hacerlo con sangre de cordón umbilical porque había más posibilidades de compatibilidad. La intervención duró menos de una hora. A los 39 días le dieron el alta y, por suerte, desde entonces Rafael solo ha tenido que ingresar por una pequeña bronquitis.
En el caso de Rafael el donante era totalmente compatible. Desde que le operaron le han hecho dos punciones para comprobar que todo está bien y ¡sigue perfecto! Su leucemia era considerada de alto riesgo y no había más posibilidad que el trasplante. La recuperación ha sido estupenda y su estado general es inmejorable. “No podemos estar más agradecidos a esos padres que no tuvieron un hijo sino dos, ya que al donar la sangre del cordón de su hijo le han salvado la vida a nuestro pequeño, y es como si fuera un poquito suyo”, dice Alejandro.
Rafael aún no hace vida del todo normal, no puede estar con niños, ni en sitios cerrados con mucha gente porque sus defensas no están al cien por cien. Pero su energía y vitalidad es, como dice Teresa, «el mejor argumento para concienciar a las mamás embarazadas de lo importante que es donar, porque cuantos más donantes haya, existen más posibilidades de encontrar uno altamente compatible y de conseguir, como en el caso de Rafael, que todo esté saliendo genial”.