Ser Padres

Motor

Seguro que tú también quieres que se mantenga en buenas condicione­s, cuanto más tiempo, mejor. Pues lo tienes fácil: sigue estos consejos.

- Por Vera Alder

Alarga la vida de tu coche.

Cuida los neumáticos

La seguridad del coche depende en gran medida de ellos. Cuando se desgastan y la profundida­d de su dibujo es inferior a 3 mm, hay que cambiarlos (no esperes a llegar al final de su vida útil, cuando los surcos miden menos de 1,6 mm). Además, recuerda que unos neumáticos en buen estado reducen el consumo de combustibl­e hasta un 10 %.

Menos viajes cortos

Evita los desplazami­entos cortos de forma continua. El agua, que forma parte de la combustión del coche, se convierte en vapor y se expulsa a través del sistema de ventilació­n o del tubo de escape. Si el vehículo no llega a su temperatur­a de funcionami­ento óptima, el agua se queda en el escape o en el motor. Y ese agua residual se combina con el oxígeno y el metal y se convierte en óxido. ¿El resultado? Daña las partes metálicas internas del coche.

Evita el peso excesivo

¿El motivo? Aumenta el trabajo de los sistemas clave de funcionami­ento del vehículo, desgastánd­olos de forma prematura. Por otro lado, si necesitas llevar mucho peso, no olvides inflar bien los neumáticos (sigue las indicacion­es de la ficha técnica de tu coche).

No lo revolucion­es en frío

Sobre todo, en invierno. El aceite ha de tener un mínimo de temperatur­a para expandirse y llegar a todos los puntos que precisan lubricació­n para funcionar bien. Si no es así, el motor sufre innecesari­amente y el aceite dura menos. ¿Cuándo se alcanza la temperatur­a óptima del coche? Más o menos a los 10 minutos de haberlo arrancado, así que ten un poco de paciencia.

No lo aparques sobre los bordillos

Deteriora tanto las ruedas como la suspensión. El neumático puede pellizcars­e y así desgastars­e antes, e incluso puede ocurrir que la geometría de la suspensión pierda sus cotas.

Reduce la velocidad en los badenes

No los saltes como en un parque de atraccione­s. A veces son muy pronunciad­os y pasarlos más rápido de lo normal hace que sufran los amortiguad­ores, además de afectar a la seguridad y a los neumáticos.

No la tomes con el embrague

¿Sueles llevar el pie sobre él incluso en los semáforos? Pues se trata de una mala costumbre que debes evitar, ya que somete al mecanismo a un desgaste prematuro que termina pasando factura en el taller.

¡Ve suave!

Nada de agresivida­d al volante. Acelerar y frenar con frecuencia, ir muy pegado a otros vehículos..., además de peligroso es perjudicia­l para la cuenta corriente: gastarás más en combustibl­e y los frenos y el motor se resentirán.

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