Ser Padres

La subida de la leche.

Con ella, los pechos se congestion­an, se calientan e incluso pueden gotear. En quince días todo estará regulado.

- Por Lola Casas

Alo largo del embarazo, el pecho va modificand­o su apariencia y aumentando de tamaño para prepararse para la lactancia. La principal responsabl­e de los cambios es la prolactina, hormona productora de la leche, aunque ésta no aparece hasta el momento del parto porque la progestero­na (hormona del embarazo) bloquea su producción.

A partir del sexto mes de gestación, los senos comienzan a producir calostro, un líquido seroso y amarillo, rico en sustancias inmunológi­cas, leucocitos, proteínas, grasas y carbohidra­tos. En definitiva, el alimento perfecto para el recién nacido. Algunas embarazada­s pueden apreciarlo porque deja una mancha amarilla en el sostén, pero otras no ven nada (sobre todo si esperan su primer hijo), aunque si se dan un suave masaje bajo la ducha es posible que salgan unas pequeñas gotas espesas. Dos hormonas son responsabl­es de la secreción láctea: la oxitocina (llamada hormona del amor), fundamenta­l también durante el parto, y la prolactina, que empieza a actuar una vez se expulsa la placenta.

La prolactina necesita unas 72 horas para estar a pleno rendimient­o. Será entonces cuando se produzca la subida de la leche, siempre que el pecho se haya ofrecido al bebé con regularida­d, porque aunque el mecanismo hormonal funciona por sí solo, no es suficiente si no va acompañado de una buena estimulaci­ón. Las hormonas que producen la leche se liberan básicament­e con la succión, pero a veces basta la proximidad del bebé para que el proceso se ponga en marcha. Muchas madres relatan que con solo oír el llanto de su hijo, su leche fluye al exterior.

Con el bebé cerca todo es más fácil

Los Hospitales Amigos de los Niños (IHAN) recomienda­n el contacto piel con piel nada más nacer y una toma temprana, en el mismo paritorio. Y si no es posible, cuanto antes.

Si la madre o el bebé se encuentran separados por razones médicas o el chiquitín no puede mamar porque es prematuro o está enfermo, conviene iniciar la extracción de calostro a mano en las seis horas que siguen al parto y darle este rico alimento con una jeringuill­a, nunca en biberón. La extracción temprana y regular suele adelantar la subida de la leche y asegurar su producción a largo plazo. En el caso de que el recién nacido no se agarre bien y no consiga estimular la salida de la leche, conviene consultar con un grupo o un consultor profesiona­l de lactancia, para que vea si se debe a una mala postura (lo más habitual) o a un problema en el pequeño (frenillo) que dificulta la succión.

La subida, leve o muy brusca

Algunas mujeres no notan nada cuando les sube la leche, apenas un leve goteo. Pero a otras se les pone el pecho

duro, caliente, incluso tienen décimas. No hay que alarmarse. Los pechos se congestion­an por el aumento repentino de leche, linfa y aporte de sangre. Si es muy molesto, el médico puede recetar un antiinflam­atorio y aconsejar aplicar frío. La madre puede darse masajes suaves, nunca dolorosos ni con fuerza si los senos están duros. Es habitual que tras la subida haya unos días de producción excesiva. El pecho necesita tiempo para regular su fabricació­n a la demanda del bebé. En unos 15 días, la lactancia quedará bien instaurada y todo será más fácil.

A demanda y a menudo

Mientras el recién nacido se alimenta de calostro,

necesita tomas muy frecuentes, ya que este líquido es rico en calorías, pero muy escaso. Por eso, en los primeros días de vida hay que ponerle al pecho más veces de lo que pueda pedir para que no pierda mucho peso. Los recién nacidos se agotan enseguida, no están más de 1015 minutos al pecho y se duermen. Conviene ofrecerles cada dostres horas o hacer al menos 12 tomas diarias. Por ejemplo, si pide cada hora se le puede dejar que duerma cuatro seguidas por la noche.

Cuando ya ha subido la leche, se le puede dejar dormir cinco horas (si ha mamado ocho veces por el día), y a partir del mes, lo que necesite si la lactancia ya está establecid­a (ha hecho sus ocho tomas, pis y caca, y aumenta bien de peso).

La duración de la toma la marca el bebé. Lo normal es que no esté mamando la media hora o más que suele permanecer al pecho y que pase parte de ella chupeteand­o. Mamá sospechará que ha terminado si hace pausas muy largas y se duerme. Entonces, puede dejarle descansar y ofrecerle el otro pecho la próxima vez.

Con el calostro es importante alternar los dos pechos para estimularl­os. Si ya hay leche abundante, es mejor dar un pecho por toma para vaciarlo por completo y ofrecerle el otro en la siguiente toma. Y si éstas fueran muy espaciadas, como el pecho no aguanta más de cuatro horas con una subida, puede vaciarse a mano o con sacaleches y congelarla. Si la producción de leche no es muy grande, mejor ofrecerle ambos pechos en cada toma.

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