Ser Padres

2-3 años

En cuanto nos damos la vuelta, zas, tiene las llaves del coche, el zapato, el bote de crema, las manos o el peluche en la boca. Lo rechupetea, le alivia, le hace gracia... ¿Es bueno? ¿Le dejamos?

- Por Teresa Butragueño

Se lo lleva todo a la boca.

Asociamos que los niños se lleven todo a la boca con la exploració­n de lo que tocan y observan, para saber si se come o no se come o para aliviar las encías mordiendo algo cuando les salen los dientes. Pero, muchas veces, pasado el año o año y medio, siguen con esta costumbre. Pero, tranquilos, tiene que ver con el desarrollo y dejará de hacerlo, por eso, mientras esta etapa dure hay que quitar de su alcance los productos peligrosos.

Ni todo limpio ni todo sucio

Los niños no pueden chupar sólo cosas desinfecta­das. Los padres se afanan en esteriliza­r chupetes y tetitnas de biberón por un lado, cuando por otro, chupan el peluche que se va al suelo cada dos por tres. Por un lado, la cantidad de detergente que pueden ingerir si chupan la sábana o la toalla es mínima y, por otro, tampoco hay que relajarse dejándoles que chupen lo que quieran porque “así van generando anticuerpo­s”. Todo en su justa medida.

Cosas duras

El mando a distancia, el móvil, las llaves, el bote de crema, el zapato... Les llama mucho la atención, son objetos cotidianos que están permanente­mente en su vida pero no son juguetes. Y no importa si hay marcas de juguetería infantil que saquen juguetes con forma de mando a distancia, ellos lo diferencia­n perfectame­nte y quieren el de la tele, el de verdad. Procura limpiarlos de vez en cuando con una toallita húmeda con las que le limpias a él (nada de desinfecta­ntes de cocina) y asegúrate que no son objetos con piezas sueltas. A partir del año no está de más que le expliques que eso no se chupa, que no es comida, que eso es de mamá o papá y que hay que cuidar las cosas de casa. Poco a poco dejará de hacerlo.

Cosas blandas

La esponja, la toalla, la alfombra, el peluche, el dudu, el periódico... Nada de esto debe preocupart­e por los productos que puedan desprender­se de ellos. Ni la tinta de un periódico ni el jabón de la esponja, en pequeña cantidad, le sentarán mal. Es importante que no los dejes a su alcance pero, sobre todo, por lo que de ellos pueda desprender­se ya que al ser objetos blandos pueden quedarse retenidos en su garganta como el hilo de una toalla, un pedacito de esponja o un trozo de papel. También es importante que le expliques que eso no es comida y que ha de tener cuidado. Si se enfada y si pone a llorar, no claudiques, no es un juego.

Productos peligrosos

Hay algunos objetos con los que hay que ser claros desde el primer día. Los enchufes les pueden dar descarga; el detergente y los productos de limpieza -que a veces confunden, por la forma del envase con una botella de leche- deben estar bajo llave o fuera de su alcance; las tijeras u objetos punzantes les pueden producir cortes serios; los frutos secos y objetos pequeños como un imperdible o unas pinzas de depilar, atragantam­ientos; las medicinas de adultos, las pilas y las baterías, envenenami­ento si los ingieren; los cables de los cargadores y otros enchufes, asfixia... No hay que ser alarmistas pero sí consciente­s de que nuestro día a día está lleno de objetos que la curiosidad de los niños no asume como peligrosos y que es mejor evitar que lleguen a sus curiosas manos y siempre, siempre, explicándo­les por qué.

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