Cómo has de actuar
La presencia de amigos imaginarios es un hecho que no debe preocupar a los padres. Aún así, el mensaje tiene que ser claro: ni rechazarlo ni ignorarlo, pero tampoco fomentar su existencia. Simplemente aceptar de que se trata de una fantasía.
Evita delegar en su amigo imaginario las culpas de algo que haya hecho el niño
y enséñale que sus actos tienen consecuencias y ellos deben asumirlas.
Dale cierta libertad de elegir sus actividades lúdicas
sin marcar en exceso lo que debe hacer. Recuerda que ha recurrido a ese remedio para sentir más seguridad y para disfrutar, con lo cual una actitud estricta o agresiva probablemente agravaría la reacción del niño y lo encerraría todavía más en su mundo.
Facilita su libertad de expresión y participa
en este juego ofreciéndole las herramientas que necesita, hasta sentirse cómodo con la realidad.