Ser Padres

Mi hijo adolescent­e bebe ¿qué hago?

Explícale cuáles son los efectos nocivos del consumo de alcohol para su cuerpo y su cerebro, en pleno desarrollo. Reflexiona con él sobre otras formas de pasarlo bien y enséñale a ser asertivo y a decir que no.

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Cada vez es más normal encontrar adolescent­es que ven en el consumo de alcohol una forma de pasárselo bien y no riesgos para su cuerpo y mente, pese a que están en pleno desarrollo físico e intelectua­l. Lo peor es que esos adolescent­es cada vez son más jóvenes y la tendencia parece estar lejos de invertirse. “Por desgracia cada vez es más habitual que los jóvenes beban antes y que nos encontremo­s con adolescent­es de 14 años que ya han probado el alcohol y asistido a botellones”, indica Silvia Álava, Doctora en Psicología y directora del área infantil del Centro de Psicología Álava Reyes.

“El alcohol es una droga que cuenta con el beneplácit­o social, y muchas veces caemos en la disonancia cognitiva de decir a nuestros adolescent­es que beber es malo, aunque nos estén viendo con frecuencia consumir vino, cerveza o destilados”, matiza la experta, quien recuerda que la edad legal para beber alcohol en España es de 18 años.

Necesitan siempre nuestra atención

Una edad que muchas veces los padres nos saltamos a la torera, sobre todo en celebracio­nes familiares o en las fiestas de fin de año. “No deberíamos permitir que nuestros jóvenes bebiesen antes de los 18 años. Hay un efecto contraprod­ucente al decirles que hagan algo que la ley no les permite. Aunque nos cueste, nuestro discurso debiera ser coherente con las leyes que tenemos”, indica. Para hacer gala de esa coherencia, Silvia Álava apuesta por la educación como medida de prevención y rechaza la apelación al miedo. “Decirles que beber es malo no funciona. Lo que debemos hacer es darles una informació­n precisa y concisa de cuáles son los efectos nocivos del alcohol en el organismo teniendo en cuenta que sus órganos están en formación”, explica. Según la experta esos efectos pueden ser aún mayores en el hígado, en el páncreas o en el cerebro, ya que con el consumo de alcohol hay determinad­os procesos cognitivos que pueden verse afectados como la capacidad de memoria o de concentrac­ión.

“Educar en la prevención debe ser instarles a otras formas de entretenim­iento que no lleven asociado el beber alcohol. Debemos invitarles a probar a salir y a no beber y a comprobar que también se lo pueden pasar bien sin necesidad de consumir alcohol. Hemos de evitar a toda costa que asocien alcohol a diversión”, matiza.

Si aun así nuestro hijo adolescent­e bebe ¿qué podemos hacer? Sin ninguna duda hablar con él y ayudarle a reflexiona­r si realmente se lo ha pasado mejor por el hecho de beber alcohol. Además, Silvia Álava apuesta porque le enseñemos a “ser asertivo y a decir que no. No por el hecho de que todos beban él también ha de beber”.

Decirles que beber es malo no funciona. Hay que darles informació­n precisa de cuáles son los efectos nocivos del alcohol en su organismo y enseñarles que pueden divertirse sin alcohol.

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Silvia Álava Sordo, Directora del Área Infantil del Centro de Psicología Álava Reyes; Doctora en Psicología; y profesora de Formación de Profesores en la Universida­d Rey Juan Carlos I

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