¿Tiene conjuntivitis?
Si has observado que sus ojos segregan más lágrimas de lo habitual o sus párpados aparecen pegados entre sí, lo más probable es que tu hijo tenga conjuntivitis.
La conjuntivitis es una de las afecciones que casi todos los niños suelen contraer en algún momento de su infancia, especialmente cuando empiezan a relacionarse con otros pequeños en la guardería o en el colegio. Aunque su aparición –se detecta por el enrojecimiento de la parte blanca del ojo- es bastante frecuente, no siempre sabemos cómo tratarla y sobre todo, y más importante, cómo evitar su contagio.
En qué consiste
Según recuerda Paz González, editora jefe de EnFamilia, la web de información para las familias de la Asociación Española de Pediatría, “la conjuntivitis se extiende de persona a persona por las gotitas que expulsamos al aire al toser o estornudar o a través de las manos, las toallas o los paños”.
De ahí que para tratar y evitar la propagación de esta afección, que no es otra cosa que una inflamación de la conjuntiva -el tejido fino y transparente que cubre el interior del párpado y la parte blanca del ojo-, González recomiende “lavar el ojo varias veces al día con agua tibia o suero salino”.
Cómo tratarlo
Una limpieza es suficiente cuando estamos ante una conjuntivitis producida por un virus, pero se muestra escasa cuando hacemos frente a una de origen bacteriano. En ese caso, Paz González recuerda que los pediatras suelen apostar por aplicar un colirio o una pomada antibiótica sobre el o los ojos afectados. Eso sí, antes, matiza, “es recomendable realizar una limpieza de la mucosidad o pus de los párpados con una gasa mojada en agua tibia y luego lavar los ojos con suero salino”.
González también aconseja tirar a continuación del párpado inferior hacia abajo y poner una gota (o un poco de pomada) en el espacio que se forma entre el párpado y el ojo, evitando en todo momento tocar el ojo con el cuentagotas del tubo con tal de mantenerlo limpio. Para que el tratamiento surja el efecto deseado, la experta recuerda que las gotas deben suministrarse “cada tres horas mientras el niño esté despierto, al menos los primeros días del tratamiento”. Ahora bien, si la conjuntivitis es tratada con una pomada, entonces ésta tendrá que aplicarse tres veces al día y durante cinco o siete días consecutivos.
Ya sean gotas o pomada antibiótica, Paz González explica que “es preferible tratar los dos ojos ya que es frecuente que la conjuntivitis se contagie de un ojo al otro”. Precisamente, con el fin de evitar ese contagio, la experta apuesta por “mantener una buena higiene, lavando frecuentemente las manos con agua y jabón, especialmente antes y después de aplicar el tratamiento en los ojos del niño”.
¿Se puede mandar al cole?
La decisión de mandar al niño a la escuela o que se quede en casa depende de varios factores. Aparte de la mejora de su estado, también hay que valorar la política del centro infantil respecto a la conjuntivitis. Muchas escuelas permiten su regreso a las aulas 24 horas después de haber comenzado el tratamiento.