Otras infancias
En busca de una sonrisa.
Los hospitales Niño Jesús, Gregorio Marañón, 12 de Octubre y Quirónsalud-Pozuelo de la Comunidad de Madrid tienen todas las tardes un ambiente especial. Los niños y adolescentes ingresados en la planta de Oncología reciben la visita de voluntarios que tienen un único objetivo: hacer de su cáncer algo más llevadero, menos duro, del que pueda salir una sonrisa. En palabras de su director, Paco Arango, “la Fundación Aladina ilumina con luz y sonrisas la estancia hospitalaria de cada niño y su familia” porque esta terrible enfermedad “es un tsunami que roba la alegría de la vida en todos los sentidos”. Pero los voluntarios están ahí para impedirlo.
El inicio del camino
En 2001, Arango empezó a hacer voluntariado con niños enfermos de cáncer en el Hospital Niño Jesús de Madrid. Poco a poco, la amistad que empezó a entablar con ellos y sus familias le llevó a dedicar más horas a esta labor hasta que creó la Fundación Aladina hace 12 años. Y en todo este tiempo, más de diez mil niños han sentido su cercanía y han realizado mejoras hospitalarias muy
importantes, como la reforma de la UCI infantil del Hospital Niño Jesús o el centro de trasplantes de médula “MAKTUB”.
Niños, adolescentes y familias
Desde Aladina explican que, en muchas ocasiones, “los niños y adolescentes con cáncer se sienten temerosos, confundidos, tristes y fuera de control”. Los voluntarios, mediante el uso de terapias de juego, les ayudan a que entiendan y puedan sobrellevar la enfermedad, la cirugía, la hospitalización y los tratamientos, intentando que la estancia en el hospital sea lo más agradable posible. El propósito es mantener viva su voluntad de curarse y atenuar el impacto de la enfermedad. Para ello, se llevan a cabo actividades y tera-
pias lúdicas, se trabaja con técnicas de relajación y contra el dolor, y se les da la oportunidad de expresar sus emociones a través del juego. Otro de los objetivos de Aladina es arropar a las familias proporcionándoles apoyo emocional y psicológico durante la enfermedad. El diagnóstico de un cáncer a un niño o adolescente es un gran golpe para las familias, y es muy importante que se sientan acompañados y protegidos y que sepan que no están solos. Por ello, los voluntarios de la fundación les acompañan durante las diferentes fases de la enfermedad de sus hijos, ayudándoles en todos los aspectos que sean necesarios.
Proyecto Gabi
La Fundación Aladina acaba de presentar el Proyecto Gabi -que contará con una inversión de 200.000 euros- que busca ofrecer una alternativa terapéutica a niños con tumores sólidos o hematológicos que se encuentren en recaída o no tengan otras alternativas de tratamiento. Bautizado así en recuerdo de una niña a la que Aladina atendió durante su enfermedad y para la que, lamentablemente, no hubo cura, Gabi utiliza el propio sistema inmune del paciente para luchar contra las células tumorales. Es lo que se conoce como inmunoterapia, una práctica clínica cada vez más personalizada y única para cada paciente.
¿Por qué es tan importante? Porque los tratamientos convencionales disponibles hasta el momento son útiles y efectivos, pero insuficientes. La nueva terapia actuará como un ejército inmune fortalecido con “armas” que distinguen claramente a los tejidos sanos de los tumorales, cosa que las quimioterapias, por ejemplo, no pueden hacer.
Aladina trabaja con los niños y adolescentes con cáncer para mantener siempre viva su voluntad de curarse