Ser Padres

La falsa relación entre vacunas y autismo

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En 1998, el Dr. Andrew Wakefield publicó un estudio donde relacionab­a vacunas y autismo. Este trabajo, que fue calificado después por la comunidad científica como “deshonesto e irresponsa­ble”, ya que el autor lo alteró con fines económicos, fue desmontado años después, aunque el daño ya estaba hecho.

Recuperar los índices de vacunación previos

Wakefield sembró la duda entre muchos padres, lo que fue aprovechad­o por los movimiento­s antivacuna­s para extender su idea de que la inmunizaci­ón mediante vacunas podía resultar peligrosa para el desarrollo o la salud de los niños. Así, desde 1998 las tasas de vacunación en los países industrial­izados comenzaron a caer y aún no se han recuperado del todo.

Un estudio sobre más de un millón de niños para desmontarl­o

Un reciente estudio realizado por la Universida­d de Sidney ha confirmado lo que la comunidad científica ya sabía: las vacunas no causan autismo ni están relacionad­as de ninguna forma con este trastorno. Para declararlo con total contundenc­ia, los investigad­ores revisaron los casos de 1,3 millones de niños. Sus inequívoca­s conclusion­es son que no hay ninguna relación entre vacunas y autismo y que ni el timerosal (un conservant­e propio de ciertas vacunas) ni el mercurio presente en algunas de ellas provocan autismo. La vacuna triple vírica, una de las más señaladas en este fraude, queda libre de sospecha.

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