Estimula su curiosidad
Aprender es un proceso natural de la vida que se ha de fomentar tanto en casa como en la clase. Pero hacerlo bien pasa por el juego y la motivación.
Eso de repetir de corrido la retahía de los reyes godos es un error que muchos de nosotros hemos sufrido y que cada vez más estudios denostan. La memorización, básica en muchas facetas, no ha de ser el pilar del conocimiento, sino la experiencia, la asimilación, la comprensión. Y para que los niños pongan en práctica todo esto han de jugar y divertirse.
La gamificación
Es eso: aprender jugando. Se trata de un método de aprendizaje que traslada el componente divertido y lúdico de los juegos al ámbito educativo-profesional. Muchos docentes y colegios lo ponen en práctica en nuestro país, con lo que consiguen que los niños interioricen los conocimientos pasándoselo bien, recreándose en una experiencia positiva. “El modelo funciona porque es motivador y hace que los pequeños establezcan un compromiso mayor y se animen a superarse”, explica la pedagoga infantil Nuria Mariño.
En qué consiste
En la gamificación se emplean una serie de técnicas dinámicas y mecánicas que provienen de los juegos. Por ejemplo: acumular puntos por cada logro; escalar o subir de nivel conforme se superen metas; obtención de pequeñas recompensas; desafíos, etc.
Refuerzo positivo
Es decir, con estas técnicas lo que se hace es estimular de forma positiva los pequeños avances que consiga y es que está comprobado que el ser humano aprende mucho mejor siempre que recibe un refuerzo positivo y no uno negativo. Es más, “la amonestación, la descalificación, puede hacer que el pequeño desarrolle mecanismos de defensa perjudiciales para su crecimiento”. ¿Cómo favorecer que aprenda? “Los niós aprenden a través de los sentidos. Por eso todo lo que puedan oír, tocar, oler y sobre todo ver les estimulará y llamará su atención. Siempre hay una herramienta para cada etapa y edad”.
Asimilamos mejor, más rápido y durante más tiempo aquello que aprendemos disfrutando