Reflujo silencioso ¿Qué es?
Acabas de alimentar a tu bebé y notas que ha regurgitado casi todo sin aviso previo. Ahora llora y se le ve alterado. El reflujo infantil no siempre se manifiesta de manera clara.
Cualquiera de nosotros que ha presenciado el reflujo de un bebé, sabe lo que cuesta consolarlo mientras él intenta superar la angustia que le producen sus primeras regurgitaciones. Los niños con reflujo pueden mostrar mayor resistencia a las comidas, arquean la espalda durante o después de las tomas y ponen cara de disgusto. Es algo habitual que afecta sobre todo a los más pequeños, ya que la salida de la comida de su estómago hacia su esófago es una sensación muy extraña. Sin embargo, algunos niños no muestran ninguna molestia o síntomas mientras pasan por este proceso involuntario, y esto puede ser un problema.
¿Qué lo causa?
La mayoría de los papás reconocen el reflujo solo si el bebé vomita, pero hay muchos que lo sufren sin proceder a este acto. Lo que determina el vómito es la fuerza con la que el estómago va a expulsar el alimento hacia el esófago. El reflujo silencioso es cuando el contenido del estómago fluctúa hacia arriba y hacia abajo en el interior del esófago. Esto causa al bebé un dolor intenso, parece que hace pequeñas gárgaras pero no llega a echar ningún contenido. El hecho de que consuman solo líquidos y pasen la mayor parte del día tumbados o sentados, les ayuda a su desarro- llo correcto eliminando la posibilidad de la aparición de trastornos alimenticios. Muchas veces esta predisposición natural no es suficiente. El bebé puede experimentar este malestar a partir del tercer mes de su vida porque ha asociado comportamientos negativos de alimentación o de sueño. Entonces tendrá que ser reeducado cuidando mucho la forma con la que se atienden sus necesidades básicas y estableciendo rutinas de sueño más largas y estrictas.
¿Cómo puedo aliviar los síntomas?
No solo las señales externas determinan el reflujo, sino que también el temperamento y la personalidad del bebé te pueden dar algunas pistas. Algunos niños pueden retorcerse o gritar durante sus comidas. Si, además, detectas vómitos en su babeo habitual o notas que tiene dificultades para conciliar el sueño, es necesario acudir al pediatra. El diagnóstico es bastante difícil ya que el reflujo tiene muchos síntomas diferentes. Se suelen recomendar tratamientos médicos que reducen la acidez del estómago con tal de minimizar el dolor y la sensación de ardor. Muchos pediatras prefieren regular primero la combinación de leche y las actividades del niño antes de recetarle medicamentos. Normalmente, el flujo se supera cuando el sistema digestivo madura, sobre la octava semana.