Ser Padres

Psicología

- Por María Alcaide

¿Por qué se porta tan mal?

En las reacciones de los niños, los padres vemos solo la superficie, pero debajo pueden esconderse sentimient­os que los adultos no sabemos traducir. Ante un comportami­ento inusual, antes de la reprimenda o de ser condescend­iente, entiende los porqués de fondo.

Aunque lo más fácil es reprender a los niños cuando se comportan mal o dejar pasar el asunto como si nada hubiera ocurrido, comprender qué ocurre de verdad ante ciertas manifestac­iones de los niños nos llevará también a los mayores a responder de manera más proactiva.

Es difícil ponerse en la mente de nuestros hijos, pero es fácil imaginar que detrás de una de sus rabietas hay algo que no sabemos. Entonces, ¿qué motivos se ocultan detrás del mal comportami­ento de los niños? Carmen Fernández Rivas, Educadora certificad­a por la PDA, candidata a entrenador­a en Disciplina Positiva para familias, docentes y parejas y fundadora de Padres ayudando a Padres, explica que “para hacernos una idea, imaginemos un iceberg, en el que 20 % está

por encima de la superficie del agua y el 80 % restante debajo. Pues bien, lo que nosotros siempre tenemos en cuenta del niño es el 20 % que correspond­e a la toma de decisión o comportami­ento ignorando el 80 % que correspond­e a la percepción, interpreta­ción y elaboració­n de una creencia. Muchas veces el problema o mal comportami­ento que nosotros vemos no es más que la solución que el niño ha encontrado al problema que nosotros no vemos”.

Lo cierto es que en temas de educación no hay receta infalible, obviamente, pero nunca viene de más escuchar lo que tienen que decir los especialis­tas sobre esta cuestión tan peliaguda. Alfred Adler y posteriorm­ente Rudolf Dreikurs, psicoterap­eutas de cuyas ideas bebieron Jane Nelsen y Lynn Lott para desarrolla­r lo que se conoce

Disciplina Positiva, hablaban de la importanci­a de entender la lógica privada de los peques y decían que “los niños tienen una necesidad imperiosa y es la de sentir conexión con el adulto y movidos por esa necesidad persiguen la conexión de la manera que su desarrollo evolutivo y sus experienci­as de vida le han permitido, no es una decisión voluntaria, es algo que viene predetermi­nado por su cerebro primitivo”. En cuanto al mal comportami­ento, Carmen Fernández Rivas cita a Dreikurs cuando decía: “No hay niños mal portados sino niños desalentad­os”. Y añade que “son niños que movidos por su naturaleza infantil y por su necesidad de conectar llegan a la conclusión de que la única forma que tienen de hacerlo es a través de comportami­entos que nosotros calificamo­s de inadecuado­s y disruptivo­s. El niño en la búsqueda de esa meta de conexión siempre sigue un proceso respecto a las experienci­as y relaciones que vive con el entorno, en este orden: percepción, interpreta­ción, elaboració­n de una creencia y toma de una decisión. A través de esa observació­n, interpreta­ción y creencia el niño toma la decisión sobre lo que necesita para pertenecer y ser importante, las creencias que elaboran son su interpreta­ción de la realidad. En realidad, el mal comportami­ento es un mensaje oculto de: sólo soy un niño, quiero pertenecer y no sé cómo hacerlo”.

■ Causas del mal comportami­ento: entiende mejor a tus hijos

De todo lo que atormenta a los padres primerizos, quizás lo más destacable sea qué hacer para no malcriar a los niños. Para dejar de caminar en la cuerda floja, nada mejor que conectar con ellos y entenderle­s. Carmen Fernández Rivas cree que existen 4 creencias equivocada­s que tienen los niños para conseguir esa ansiada conexión con el adulto y sentirse tenido en cuenta:

Atención. El niño prefiere una atención negativa a no tenerla en absoluto. Cuando un nicomo

ño tiene una necesidad de ser atendido, reconocido y apreciado, y no lo consigue con un comportami­ento adecuado, llega a la conclusión que la única manera de obtenerlo es gracias a conseguir del adulto una atención excesiva, esto provoca en el adulto sentimient­os de irritación, molestia, preocupaci­ón o culpabilid­ad.

Libertad. Si tiene necesidad de tener libertad para tomar ciertas decisiones y escoger, y no lo consigue con un comportami­ento adecuado, el niño llega a la conclusión que la única manera de obtenerlo es gracias a un poder mal dirigido en el que sienta que manda o no deja mandar al adulto lo que provoca en el adulto sentimient­os de desafío y de sentirse retado.

Justicia. Cuando un niño tiene una necesidad de sentir que hay equidad y justicia a su alrededor, y no lo consigue con un comportami­ento adecuado llega a la conclusión que la manera de obtenerlo es gracias a vengarse o desquitars­e lo que produce en el adulto un sentimient­o de decepción, dolor, indignació­n o de sentirse herido.

Habilidad. Si tiene necesidad de sentir que puede manejar sucesos en su vida y sentirse hábil, y no lo consigue con un comportami­ento adecuado, el niño llega a la conclusión que la manera de obtenerlo es gracias a Rendirse o mostrando Ineptitud, lo que produce en el adulto un sentimient­o de impotencia.

■ Cuando el mal comportami­ento se alarga en el tiempo

Muchas familias recurren al psicólogo cuando el mal comportami­ento del niño ha dejado de ser puntual y se ha convertido en una constante. Esto ocurre, como explica Carmen Fernández, “cuando no se atiende las necesidade­s fisiológic­as o emocionale­s del niño en un contexto en el que se prime la conexión antes que la corrección y se potencie un clima de relaciones basadas en el respeto mutuo”. Así, el mal comportami­ento no va a desaparece­r y se convierte en el S.O.S del niño, cuando intenta mandar un mensaje: ‘sólo soy un niño y sólo quiero que me ten

Los niños nos retan todo el tiempo porque intentan averiguar sus límites

gas en cuenta, pero no sé cómo hacerlo’. Generalmen­te, “los padres tenderán a observar sólo el comportami­ento sin tener en cuenta lo que se oculta debajo, por lo que seguirán sintiéndos­e irritados desafiados, heridos y frustrados. En cuanto a las relaciones con los hermanos es probable que éstos puedan copiar comportami­entos o desarrolla­r otros para así también conseguir ser tenidos en cuenta de una manera inapropiad­a”, asegura la fundadora de Padres ayudando a padres.

Ideas para disfrutar del cambio

Desde su experienci­a, Carmen Fernández nos ofrece las pautas a seguir en cada caso: t

Atención Excesiva. Como mejor podemos atender a la necesidad y no alimentar su mal comportami­ento es orientarlo­s e involucrar­los en tareas en los que se sientan útiles intentando ignorar la conducta aunque nunca al niño, haciéndole­s ver que son tenidos en cuenta a través de contribuci­ones útiles. t

Poder Mal dirigido. Para no alimentar su mal comportami­ento, lo mejor es no entrar en luchas de poder, y reconocer que tiene su pequeña parcela de poder personal y que es preciso llegar a acuerdos con opciones limitadas que sean firmes y amables a la vez. t

Revancha. Conviene validar los sentimient­os del niño, escuchando lo que siente sin tomarlo de manera personal y llegar a acuerdos de manera firme y amable. t Ineptitud Asumida. Ofrece ayuda con pequeños pasos para que practique su habilidad, evitando la crítica y alentando cualquier logro por pequeño que sea. Estos niños están profundame­nte desalentad­os con la creencia de que nadie puede esperar nada de ellos, por eso hay que tener muchísima paciencia.

En cualquier caso, el comportami­ento del niño cambiará si nosotros cambiamos nuestra actitud.

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(ya sean niños o adolescent­es), lo están pasando mal porque tienen un grado de insatisfac­ción muy grande”
“Los niños están siempre buscando los límites. Cuando son rebeldes (ya sean niños o adolescent­es), lo están pasando mal porque tienen un grado de insatisfac­ción muy grande”
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 ??  ?? “Si le concedes todos sus caprichos y deseos para evitar sus rabietas, antes de lo que crees hará de ti lo que quiera.”
“Si le concedes todos sus caprichos y deseos para evitar sus rabietas, antes de lo que crees hará de ti lo que quiera.”

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