Embarazo
¡Impresionante! No existe otra palabra que describa mejor el lugar donde el bebé crece y se desarrolla en el vientre materno. A salvo de infecciones y golpes del exterior.
Bolsa amniótica, bien protegido.
La bolsa de aguas está compuesta por dos membranas: una externa, llamada corion, formada por células derivadas de la placenta, y una interna, llamada amnios, que se forma a partir del tejido embrionario. A partir del tercer mes de embarazo, ambas capas se unen y le proporcionan al feto un espacio seguro y estéril para que crezca a sus anchas. Y puede hacerlo literalmente: son tan elásticas que pueden expandirse hasta el doble de su tamaño.
¿Qué hay en el interior de la bolsa?
Pues el líquido amniótico, transparente, inodoro y de sabor ligeramente salado, en el que flota plácidamente. Su papel es ayudar al feto a mantener una temperatura estable, desarrollar los pulmones, favorecer el movimiento de sus músculos y huesos, y evitar que el cordón umbilical le oprima el cuerpo.
La cantidad de líquido varía a lo largo del embarazo: de 20 ml en la semana 7ª, a 400 ml en la semana 20ª y a casi un litro en la semana 36ª.
Si no fuera por él, las paredes del útero serían incapaces de amortiguar el más mínimo tropezón. Además, ofrece al ginecólogo datos importantes, es decir, que tanto si disminuye en exceso (por debajo de 500 ml) como si aumenta demasiado (más de 2 litros), puede ir asociado a malformaciones fetales o diabetes materna. El especialista controla estos valores a través de las ecografías y, ante cualquiera de estas circunstancias, valorará si conviene adelantar el parto o vigilar a la madre y esperar.
■ ¿Y cómo respira el bebé ahí dentro?
El pequeño inquilino recibe el oxígeno que necesita a través de la placenta. Sin embargo, sí inspira el líquido amniótico por la traquea y los bronquios, y lo expulsa con movimientos muy similares a los que se hacen al respirar. Es el modo en que sus pulmones se entrenan para poder realizar su trabajo bien, cuando el bebé nazca.
■ ¿Se puede donar la bolsa?
Sí, sí se puede, pero es necesario que el parto sea por cesárea programada. Además, no todos los hospitales tienen banco de este tejido, por lo que conviene informarse antes en la Organización Nacional de Trasplantes, (http://www.ont.es; tel.: 917 278 699), si en tu maternidad es posible hacer la donación. ¿Y qué hacen con la bolsa? Pues la cortan en forma de parches, que se conservan congelados a -80º durante dos años en un Banco de Tejidos. Es muy rica en colágeno y en células madre y tiene propiedades antiinflamatorias, por lo que se suele utilizar para tratar enfermedades oculares graves o lesiones de la piel.
■ Protagonista de las pruebas diagnósticas
La bolsa amniótica tiene un papel muy importante en la biopsia corial y en la amniocentesis, dos pruebas con las que se diagnostican o descartan defectos congénitos:
La biopsia corial se realiza entre las semanas 9ª y 12ª de gestación, tomando una muestra de las vellosidades del corion, que forman parte de la placenta. Se puede realizar por el cuello uterino (utilizando un catéter delgado) o a través del abdomen (con una fina aguja), según sea la posición del feto.
La amniocentesis se realiza entre la 15ª y la 18ª semana de gestación. Se hace introduciendo una aguja fina y larga en el abdomen de la madre, guiada por el ecógrafo, para extraer unos 15 ml de líquido amniótico. En la capa interna de la bolsa hay células productoras de colágeno, que se encargan de reparar la fisura que ha producido la punción. Pero no es una reparación instantánea, por eso se recomienda que la madre guarde reposo 5 días tras su realización. Existe otra prueba no invasiva, que se realiza a través de un análisis de sangre a la madre, para detectar aneuploidías, es decir, anomalías cromosómicas, fundamentalmente, en los cromosomas 13, 18 y 21. Constituye en gran medida una alternativa a la amniocentesis porque evita a las madres la punción para descartar posibles aneuploidías. Si el resultado es negativo, se descarta completamente la realización de la amniocentesis. El precio de las pruebas ronda los 400 euros y funciona mediante el análisis de una muestra de sangre materna de 10 mililitros que se realiza a partir de la semana 10 del embarazo (o 12 en caso de gestación múltiple)
■ ¿Cómo sé si he roto aguas?
Cuando se «rompe aguas», es decir, la membrana se rasga dejando salir el líquido del interior, no duele nada, solo se nota un hilo de líquido que recorre las piernas y que algunas madres han confundido con «un escape de pis».
A partir del cuarto mes el feto puede oír a la madre, y le puede cualquier alteración emocional