Otras infancias
Un refugio y un apoyo fundamental para niños y adolescentes en situación de pobreza severa en España.
Tarde de juegos, meriendas y deberes.
Ashley, Diego y Nerea llegan cada tarde a Balia después del cole para merendar, hacer los deberes y realizar talleres y actividades que les ayuden a desarrollar las herramientas necesarias para poder enfrentarse a su futuro. Ellos son 3 nombres, 3 ejemplos de la pobreza infantil en España, una situación que se está enquistando y que afecta a 1 de cada 3 niños y niñas en nuestro país. La crisis económica ha dejado a muchas familias en una situación
de pobreza de la que ya no han podido salir. Hoy en día 1.400.000 menores viven en situación de pobreza severa y 2.200.000 en riesgo de pobreza. El aumento constante de la desigualdad la ha convertido en hereditaria y esta pérdida de talento es un riesgo que no nos podemos permitir.
Un segundo hogar ■
Por esta razón, la labor de Balia se ha convertido en una necesidad, un espacio seguro
dónde niños y adolescentes cuentan con las oportunidades necesarias para poder progresar en sus estudios y desarrollarse como adultos felices e integrados en la sociedad. La pobreza afecta a los menores de muchas maneras: mala alimentación, infraviviendas, pobreza energética, pero sobre todo les afecta a nivel psicológico y emocional.
Cada tarde en Balia se desarrollan estrategias emocionales, desde que abren la puerta y les preguntan cómo están con una sonrisa. Estos
niños llevan mochilas muy pesadas, sus cambios de humor, su tristeza y la mayoría de sus enfados son consecuencia de todo lo que les ha tocado vivir a pesar de su corta edad. “Es incomprensible ver a un niño de 3 años que no sonríe nunca y que está enfadado con el mundo” comentaba una educadora del grupo de infantil.
Asegurar su sana alimentación ■
Meriendan y socializan con sus compañeros, muchos quizás ya no cenen. Cuidan de su alimentación, es fundamental que coman fruta y merienden de manera saludable y se establecen reglas de higiene como lavado de manos y de dientes. También hay momentos para el descanso y la regulación del estrés antes de enfrentarse a los deberes. Gracias a los educadores pueden contar con el apoyo educativo que de otra manera no podrían recibir. Además, se refuerza las materias que necesitan consolidar y que en muchos casos les frustra y hace que no puedan seguir el ritmo del resto de compañeros de su clase. Pero desde Balia se hace de una manera especial para que no se sientan ridiculizados por el resto de los alumnos. En verano, cuando ya no hay comedores escolares y la situación para las familias en situación de vulnerabilidad es más dramática, Balia ofrece colonias urbanas durante los meses de julio y agosto. De esta manera garantizan que los menores se alimenten adecuadamente y al menos disfruten de las vacaciones en un entorno amable para ellos, con excursiones y actividades de ocio en las que nunca olvidan la educación en valores y la inteligencia emocional.
Labor psicológica ■
A partir de los 12 y hasta los 18 años, se trabaja con los adolescentes adaptándose a su realidad, en la gestión emocional, la resolución de conflictos de manera positiva, la prevención de adicciones y los programas deportivos que se utilizan como una herramienta educativa con la que trabajan muchos valores que les serán de utilidad para su futuro: puntualidad, trabajo en equipo, liderazgo, sacrificio etc... Además, les apoyan y orientan en sus estudios y en su futuro.
Todo esto forma parte de un modelo pedagógico propio. Desde Balia afirman que su deseo es que niños y adolescentes tengan “éxito escolar y no abandonen sus estudios, pero también es muy importante que sean buenas personas y que contribuyan a mejorar la sociedad”. Y lo obtienen viendo la respuesta de muchos de los jóvenes que colaboran como voluntarios una vez que terminan los programas. Porque, al fin y al cabo, en Balia educan no sólo la mente sino también el corazón.
Balia es una oportunidad para aprender. Una segunda familia para niños y adolescentes bajo el umbral de la pobreza