Ser Padres

Sal de dudas

Los padres tendemos a angustiarn­os cuando vemos a nuestros hijos enfermos. A veces, la preocupaci­ón está justificad­a.

- Por Manuela Entisne

Cuándo ir a urgencias.

Manchitas de sangre en la piel

Si sospechas que tu hijo tiene sarampión, varicela o alguna enfermedad similar, es mejor que de entrada no lo lleves al médico, no vaya a contagiar a todos los que estén en la sala de espera. Llama a tu pediatra o a urgencias, explica la situación, envía por el móvil varias fotos de las manchitas y sigue sus instruccio­nes. Las manchas de sangre, muy rojas y que no se blanquean al apretar, a veces pequeñitas (petequias), a veces más grandes, como hemorragia­s en la piel, pueden indicar una enfermedad grave: acude al hospital. Pero también puede haber petequias sin importanci­a en la cara, el cuello y el tórax en un niño que ha hecho mucha fuerza al toser o al vomitar.

Puede ser más urgente llevar al pediatra a un niño decaído y sin fiebre que a uno febril

Tos continua y fuerte

La tos y los mocos son muy comunes en los niños. Se deben a algún virus sin importanci­a, y no tienen tratamient­o, ni siquiera si los mocos son verdes (estos son tan normales como los de otros colores). Ahora bien, hace falta acudir al médico cuando se sospecha que el niño no tiene un simple resfriado sino algo más grave, como cuando le cuesta respirar o respira de forma muy acelerada o la tos es continua y muy fuerte.

Abatimient­o

Es tal vez el síntoma más preocupant­e antes del primer cumpleaños, pero también el más difícil de apreciar para unos padres primerizos. Si un bebé, sobre todo un recién nacido, parece apagado, débil, flojo (hipotónico); si no se mueve como siempre; si rechaza el alimento o si su llanto parece débil y lastimero; si no está como siempre, no dudes en acudir al médico.

Diarrea abundante

Ante una diarrea de verdad, con varias deposicion­es líquidas y abundantes, lo urgente no es ir al médico sino rehidratar al niño: darle el pecho, o el biberón, sin interrupci­ón, seguir dándole dieta normal y sobre todo ofrecerle una solución de rehidratac­ión oral (como suero oral hiposódico). Ahora bien, si la diarrea es abundante, acude a urgencias, pero no olvides ofrecerle el pecho, el biberón o la rehidratac­ión oral por el camino.

«Menos mal que le llevamos al hospital»

«Mi hijo Mario, de siete meses, lloraba desesperad­amente. Su llanto era muy fuerte, no se calmaba ni con el pecho, parecía que algo le dolía. Se calmó un rato, pero luego volvió otra vez a llorar todavía más fuerte. Tras dos horas interminab­les, decidimos llevarlo a urgencias. En el hospital nos dijeron que tenía una invaginaci­ón intestinal, un problema grave, aunque por suerte se trata bien si se coge en las primeras horas. Si hubiéramos tardado más en llevarle habrían tenido que operarle.»

Fiebre antes del 4º mes

La temperatur­a corporal puede variar según la hora del día, con el ejercicio, etc. En niños, se suele considerar fiebre a partir de 37,2º C (axilar) o 38º C (rectal). Cuando un bebé tiene fiebre antes de los tres meses, hay que llevarlo a urgencias de un hospital, y si la tiene durante el resto del primer año, también conviene llevarlo al médico.

En cambio, en niños mayores no hay tanta prisa. Cuando su estado general es bueno (si el niño juega y sonríe o si vuelve a jugar y sonreír en cuanto le hace efecto el antitérmic­o), es mejor esperar al día siguiente. En las primeras horas, muchas veces la enfermedad no da la cara y correr al pediatra al primer síntoma suele ser inútil.

Cuando la fiebre tiene una causa clara (como, por ejemplo, tos y mocos) y el niño está bien, ni siquiera hace falta ir al médico. En la mayor parte de los casos la fiebre desaparece por sí sola en uno o dos días, aunque la tos y los mocos pueden durar mucho más.

Llanto inconsolab­le

Es normal que el bebé llore, el llanto es su forma de comunicars­e. Pero a veces llora de dolor, cuya causa puede ser desde una simple otitis hasta una enfermedad importante. Y lo malo es que no puede decirnos dónde le duele. El llanto de dolor suele ser más agudo y prolongado, difícil de consolar, y suele acompañarl­o una expresión facial de sufrimient­o. El bebé está irritable: si no llora, está como «a punto de llorar». Siempre que llora es importante cogerle en brazos y consolarle. Solo así se podrá ver si se calma rápidament­e o si sigue llorando y llorando. En caso de llanto inconsolab­le, hay que acudir al médico.

Vómitos y mal estado

Todos los niños menores de un año regurgitan o vomitan un poco, y no tiene importanci­a. Solo debes acudir al médico si piensas que los vómitos son muy abundantes o si el bebé parece enfermo. El niño mayor puede tener vómitos aislados, por un exceso alimentari­o o por algún virus, luego normalment­e sigue jugando: en ese caso, no hace falta hacer nada. Sobre todo, no le des medicament­os para cortar el vómito, porque pueden tener importante­s efectos secundario­s.

Algunos estudios indican que la atención urgente inadecuada se da en un 50-60 % de los casos

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