Saber actuar
¿Qué le pasa?, ¿por qué llora tanto? Bloqueados, los padres recorremos una vez tras otra la rueda de las posibilidades (¿hambre, frío, pañal, dolor?), sin resultado.
Calmar su llanto.
El llanto en la vida adulta solo tiene una función: expresar tristeza y dolor. Por eso al principio las lágrimas de nuestro bebé pueden producirnos angustia y por eso, además, es lógico que no sepamos diferenciar un tipo de llanto de otro. Es el momento de aprenderlo, a través del método de ensayo y error.
«Hay dos razones diferentes por las que los bebés lloran», afirma la psicóloga Laura Díaz de Entresotos: «En primer lugar, para comunicar necesidades: hambre, frío, calor, necesidad de contacto, aburrimiento... En segundo lugar, los bebés lloran para liberar estrés y emociones dolorosas: cuando lo hemos probado todo y sigue llorando, solemos olvidar esta segunda opción». Cada una de estas dos causas requiere de una respuesta diferente.
Respuestas que funcionan
Cuando el llanto del bebé expresa una necesidad, hemos de cubrirla. A veces lo conseguimos incluso sin haber identificado la causa. Por ejemplo, Juan, de dos meses, llora sin parar y tras probar varias cosas, su madre descubre asombrada que al salir a la calle el llanto del niño cesa.
Alimento, abrigo, pañal. Es la primera ronda que emprendemos cuando aún no diferenciamos un llanto de otro. Ofrecemos teta-biberón, miramos el pañal, lo abrigamos bien (o le quitamos el jersey). Soluciones sencillas para cubrir algunas de las necesidades básicas... aunque no todas. Por eso si el bebé sigue llorando, no hay que volver a empezar la rueda desde el principio, sino seguir buscando la solución (y así podremos imaginarnos la causa).
Cogerlo en brazos... Si llora cuando lo soltamos y se calla cuando lo cogemos no hemos de seguir buscando, ya hemos encontrado lo que buscábamos: no tiene hambre, no necesita salir, ni tiene gases... necesita contacto. La necesidad de contacto físico es tan importante como la leche que toma, es el alimento emocional del bebé. Algunos estudios señalan que en las culturas donde las madres llevan a sus bebés encima todo el tiempo, apenas se escucha llorar a los pequeños. En nuestra cultura, sin embargo, aún se considera una especie de «capricho» del bebé que puede acabar en un bebé malacostumbrado o mimado. Sin embargo, los bebés que pueden pasar mucho tiempo en con
tacto con sus padres son, a la larga, más independientes y empáticos que los que no reciben este contacto. Por otro lado, este contacto vuelve más perceptiva a la madre, que reconoce las necesidades de su pequeño antes incluso de llorar.
Cambiarlo de postura Su sistema digestivo suele estar en el origen de llantos por dolor, especialmente esos que tienen que ver con los gases. El llanto por dolor de gases puede desaparecer cuando lo cambiamos de postura, por ejemplo a esa boca abajo en la que su barriguita descansa sobre nuestra palma (el avión). A algunos niños les calma que los meneemos o que bailemos con ellos.
Retirarse a un lugar tranquilo
Según el carácter del bebé y la vida que lleva, a veces lo que le ocurre es que está sometido a demasiados estímulos y su sistema nervioso no puede más. En este caso lo que funciona es retirarnos con él a una habitación con las luces bajas, silenciosa, donde se calma. Puede que aproveche tu atención para llorar y liberar estrés. Especialmente cuando ha habido mucha sobreestimulación durante el día. Si esto es lo que funciona podremos concluir que, efectivamente, necesitaba rebajar la intensidad de los estímulos. No nos damos cuenta de hasta qué punto los ruidos, imágenes o cambios, pueden afectarle. Algunos bebés se callan en cuanto empiezan a escuchar las primeras notas de una determinada canción. Algunas canciones y los ruidos monótonos pueden ser también una solución, si nuestro hijo necesita relajarse o sentirse seguro.
Salir a la calle Comido, seco y en brazos, sigue llorando inconsolable. Hasta que descubrimos que, en cuanto salimos a la calle, deja de llorar y gorjea, animado, como si nada hubiera ocurrido. ¿Qué tipo de medicina es la calle, qué necesidad cubre? La de aprender. Tanto la ausencia de estímulos como el exceso producen estrés en el bebé. Su sistema nervioso necesita recibir estímulos y salir a la calle ofrece al bebé una enorme variedad de sonidos, olores, imágenes... con las que disfruta de lo lindo.
Cuando nada funciona
A veces cuando el bebé siente mucho estrés no se calla inmediatamente, necesita liberar su tensión a través del llanto. Es esa segunda causa de llanto en los bebés de la que hablábamos al principio, la que siempre olvidamos y, por tanto, la que más nos cuesta identificar, sobre todo porque lo que requiere de nosotros es a veces más difícil que todo lo que hemos hecho hasta ahora: detenernos y acompañar al bebé mientras llora.
«Si el llanto continúa a pesar de haber dado respuesta a todas sus necesidades, entonces es que el bebé necesita liberar su estrés con el llanto», afirma Laura Díaz de Entresotos. «Es
Los terribles cólicos
Los llamados cólicos del lactante suelen ser la máxima expresión de esa situación en la que los padres se sienten impotentes ante el llanto de su bebé. Es un cajón de sastre en el que se meten los llantos de 2-3 horas de duración que se producen al menos tres días a la semana, normalmente a última hora del día. Las explicaciones tradicionales los han relacionado con la inmadurez del sistema digestivo, tanto por lo que consume el bebé como por lo que consume la madre (si le da pecho), y es cierto que en algunas ocasiones los cólicos han desaparecido cuando ha cambiado la alimentación de uno de los dos. Pero en otros muchos casos, no.
«Otra explicación es la que relaciona algunos de estos llantos con esa necesidad que tiene el bebé de liberar estrés», recuerda Laura Díaz de Entresotos. «Solemos pensar que la vida del bebé es idílica, pero ha habido y hay muchas fuentes de estrés en su vida», afirma. ¿Tanto como para llorar varias horas cada noche? Pues sí. Su sistema nervioso es muy sensible y hay situaciones que, efectivamente, le causan un estrés que no libera de golpe sino poco a poco, cada día, a través del llanto. Su vida no es tan fácil como parece.
El caso es que si ya hemos descartado todas las necesidades y no podemos hacer nada para que no llore ese buen rato diario, es el momento de dejar las soluciones, abrazarlo y disponernos a acoger su llanto con amor y aceptación. «Puedes llorar lo que necesites, mi niño, estoy aquí contigo», podemos transmitirle. Esta actitud es sentida por el bebé y relaja a los padres, pues el objetivo ha cambiado: ahora es acompañarlo. muy importante colocar esta necesidad en el mapa; a algunos padres les parece que es como no hacer nada porque el bebé sigue llorando, sin embargo en este caso el llanto es el mecanismo por el que nos curamos del dolor», concluye. Incluso los adultos agradecemos mucho más un acompañante que nos permite llorar todo lo que necesitamos que uno que ansiosamente nos da razones para que termine nuestro llanto.
¿Cómo acompañar este llanto? Como nos gustaría ser acompañados. Debemos hacerlo en contacto físico, para transmitir seguridad al bebé, en una postura en la que nos pueda ver y que nos permita escucharlo, acompañarlo mientras se desahoga.
Cuando no podemos más
El llanto de nuestro bebé nos puede sumir en la angustia, bloquearnos y bloquear así nuestra capacidad de respuesta. Esto puede ocurrir, por ejemplo, porque nuestro propio llanto fue reprimido de bebés o simplemente porque nuestras necesidades básicas no están cubiertas. Es importante buscar la forma de cubrir nuestras necesidades de descanso, alimento, escucha, contacto... Incluso de llanto. Si estamos exhaustos y necesitamos ayuda, no hemos de dudar ni un instante en pedirla.