¡Cosas de nuestros padres!
¿Te has parado a pensar cuántas costumbres tenían nuestros padres que nos afectaban a nosotros como hijos y que ahora nos resultan impensables e incluso son ilegales?
Costumbres que ahora nunca tendríamos.
Somos una generación de padres realmente especial, ninguna anterior ha sido tan sobreprotectora como la nuestra, hasta el punto de que se nos define con el sobrenombre de hiperpadres y entre nosotros existe una considerable variedad de tipologías que va desde los padres helicóptero hasta las madres tigre. Buscamos obsesivamente pasar más tiempo con nuestros hijos y entendemos la crianza como una oportunidad para educar desde el ejemplo y la responsabilidad. Somos tan conscientes de los riesgos que supone para la mente inocente de los niños algunas conductas, que buscamos información sobre educación en todo tipo de formatos para terminar
reconociendo que no somos padres perfectos y que, al menos, hemos hecho todo lo posible para estimular su autoestima, establecer límites y mantener una disciplina, ser un buen modelo a seguir, mantener un clima de comunicación y confianza en la familia, y demostrar que nuestro amor es incondicional.
Y como somos conscientes de nuestras limitaciones, quizás nos reconforte echar la vista atrás y ver de manera irónica y divertida, lo mucho que hemos avanzado. La psicóloga Rocío Navarro, directora del centro de psicología integral Psicolari, nos ayuda a entender por qué ahora los padres funcionamos de forma muy diferente a través hábitos que antes tenían nuestros progenitores y que ahora nos horrorizan.
Viajar en coche sin cinturón
A los padres actuales se nos ha grabado como un mantra el tema del cinturón de seguridad en el coche. Y no solo no arrancamos sin él, sino que nos gastamos un dineral en comprar las mejores sillas homologadas de automóvil para bebé porque o adquieres un modelo crecedero o debes comprar Grupo 1, Grupo 2 y Grupo 3. La psicóloga Rocío Navarro reconoce que “así es, hemos pasado de ir metidos en el coche 6 o 7 personas, unos encima de otros y sin cinturón, a extremar precauciones para estar más seguros. Y es que, todas las campañas de concienciación vial están haciendo que seamos mucho más conscientes de lo peligroso que es viajar sin cinturón”. Esta es una de las cosas que más nos horrorizan actualmente y que si no lo hacemos bien caemos en la ilegalidad.
Que jueguen solos en la calle
Ahora debido al tráfico y a la inseguridad ciudadana fundamentalmente, ninguno de los padres actuales dejaría jugar a sus hijos en la calle de una gran ciudad como se hacía antes. “Antes la calle era un lugar de libertad para los niños, -afirma Rocío Navarro-, a los padres les bastaba con saber que estabas en el barrio. Pero todo eso ha cambiado mucho, las ciudades son cada vez más grandes, hay más coches y más concienciación sobre los peligros que pueden ocurrir. Todo esto hace que el miedo a que los niños jueguen solos aumente”.
Dulces como premio
Aunque muchos de los padres de ahora nos hemos criado con premios y castigos, esta forma de educar está casi caduca. Desde lue
Caminar solos por la calle o viajar en transporte público antes de los 10 o 12 años se ha convertido en algo impensable ahora
go los castigos ya han sido sustituidos por consecuencias educativas, más eficaces y menos dañinas. Dar dulces como premio tras conocer la importancia que tiene la nutrición en la salud de los niños ha calado ya en la educación. “El método de los premios refuerza la motivación extrínseca y lo único que enseña a los niños es a hacer lo que se espera de ellos porque recibirán el premio”, asegura esta psicóloga.
Cuando cumplas 18
Durante décadas hemos vivido con la barrera irreal de los 18 años para hacer determinadas cosas. como pasar la noche fuera de casa, viajar, salir de discoteca hasta la madrugada… Sin embargo, hoy en día nos hemos vuelto mucho más permisivos, pues sabemos el enorme potencial que tienen las cosas prohibidas.
“Es cierto que en la adolescencia no se cuenta con la madurez necesaria para poder hacer frente a muchas de las experiencias que se pueden presentar, sin embargo, evaluar la capacidad para hacer algo no debería medirse por un número sino por la madurez de cada individuo para comprender y asumir las consecuencias de su comportamiento”, advierte Navarro.
Fumar en cualquier sitio y delante de los niños
Gracias a ley antitabaco cada vez fumamos menos y existen menos fumadores pasivos. Los niños han salido ganando en la batalla antitabaco. Rocío Navarro reconoce que “el tabaco formaba parte del día a día, se podía fumar en cualquier parte, en los cines, en los trenes y aviones o en los hospitales. Por suerte para todos y gracias a la ley, esto ha ido cambiando poco a poco, respetando los lugares públicos y sobre todo protegiendo la salud de los menores”.
El cachete o la zapatilla
Los castigos físicos nos horrorizan ahora. Pocos padres se atreven ahora a lanzar una zapatilla a sus hijos por haberse portado mal y mucho menos agredirles con un cachete.
“Todos hemos escuchado la frase aquella de
“una bofetada a tiempo…” sin embargo, -como asegura la psicóloga Rocío Navarro- los estudios han ido demostrando que lejos de educar, el castigo físico puede tener consecuencias negativas para los más pequeños, además de enseñarle un modelo de conducta poco efectivo a la hora de enfrentar las desavenencias”.
Dormir al bebé boca abajo
Las pautas de crianza de madres y abuelas están perdiendo peso en la sociedad y dando paso a la veracidad de estudios e investigaciones. Así, tras los descubrimientos sobre la Muerte Súbita del lactante, los pediatras recomiendan siempre poner al bebé dormir boca arriba. En este sentido, Rocío Navarro comenta que “el síndrome de muerte súbita ha disminuido desde que se recomienda que los bebes duerman boca arriba”.
Refrescos y alcohol
Mientras que antes beber refrescos y zumos azucarados era muy normal entre los niños, ahora los padres somos cada vez más estrictos con el azúcar que contienen y su consumo está ya bastante restringido. Con el alcohol podría decirse que ya somos totalmente inflexibles y si bien antes en Navidad podíamos mojarnos los labios con una copa de champán o cava, o enjuagarnos la boca con coñac si nos dolía una muela, ahora ni de broma.
“Los refrescos pueden ocasionar problemas de salud en los más pequeños, entre ellos obesidad y caries. Hoy en día dar alcohol a los niños es algo impensable”, corrobora esta psicóloga.
Hablar de sexo o drogas
Considerados casi como temas tabú entre padres e hijos, en las últimas décadas se ha convertido en una necesidad. Es importante advertir a los niños en casa y en las escuelas de padres ya se habla de la importancia de la educación sexual, que se ha desarrollado también en el colegio y de los peligros del consumo de drogas y otras adicciones.
“Siempre se ha dicho que la información es poder, -afirma Rocío Navarro- y cuanto más informados estén los jóvenes sobre las consecuencias que pueden tener sus comportamientos tanto en el sexo como en las drogas, mejores decisiones podrán tomar”.
Juguetes sexistas
Mientras que antes lo normal era regalar muñecas a las niñas y coches a los niños, empezamos a tener conciencia de los juguetes sexistas que encasillan en el rol del hogar a la mujer. Las niñas ya no quieren ser princesas o los padres no deseamos que solo sean princesas. Educar en igualdad es una prioridad en muchos hogares. “Estos estereotipos hacían que estuviera mal visto que los niños jugaran con muñecas o que las niñas pudieran jugar al futbol”, reconoce esta psicóloga. Y añade, “por suerte, se han ido flexibilizando estos roles que venían impuestos desde hace tiempo y que nos encasillaban”.