Desprendimiento de placenta
El desprendimiento de placenta es una situación crítica para el futuro bebé y necesita asistencia médica inmediata. A pesar de que se trata de una de las causas de muerte fetal, el buen hacer de los médicos puede remediar el problema y salvarlo.
Lo que debes saber.
La placenta es el órgano que se forma en el útero durante el embarazo. Es el encargado de suministrar oxígeno y nutrientes y, por lo tanto, mantiene al feto con vida hasta que se produce el parto. Esta se desprende tras dar a luz. Pero, en ocasiones, puede haber una separación previa antes de que el embarazo llegue a término.
Aunque el desprendimiento de placenta puede ocurrir en cualquier momento, suele darse en el tercer trimestre. Existen dos tipos: parcial o total. En el primer caso, y si el embarazo aún es muy prematuro, es muy probable que el médico te mande reposo total en cama, y monitoree al bebé para asegurarse de que no hay sufrimiento fetal.
Si el desprendimiento es total, se provocará el parto, aunque sea prematuro. En estos casos, lo más normal es que se realice una cesárea de urgencia, para que la vida del bebé y de la madre no corran peligro. Y es que, según indica la doctora Mayte Izquierdo, ginecóloga y responsable de la unidad ecomaternofetal del Hospital Vithas Nisa 9 de Octubre, en Valencia, “puede producirse una pérdida del bienestar fetal de forma aguda en mayor o menor medida según el grado de separación de la placenta, ya que si esto ocurre, el bebé no se oxigena bien”.
■¿Qué riesgos tiene la cesárea?
Dado que la cesárea es una cirugía, tiene todas las complicaciones inherentes a una intervención quirúrgica: infección, sangrado y problemas anestésicos. Sobre todo, “en casos de cirugías previas abdominales o de cesáreas urgentes en las cuales hay que sacar inmediatamente al feto y, por lo tanto, se interviene rápidamente, que puede ser el caso de un desprendimiento de placenta”, indica la doctora Amparo Sanroma, ginecóloga del mismo hospital.
Aunque puede producirse en cualquier momento, suele darse en el tercer trimestre
Por ejemplo, en este tipo de cesáreas, y aunque se trata de una complicación poco frecuente, se podría lesionar la vejiga. Pero no hay que alarmarse, puesto que, tal como asegura la doctora Sanroma, “se trata de un problema que se repara en el mismo momento y sin consecuencias futuras para la madre”.
Otra de las complicaciones que pueden ocurrir son las mismas que en un parto natural, es decir, que se produzca una “atonía uterina (el útero no se contrae correctamente durante las primeras horas tras la cesárea) y que la madre sangre más de lo habitual”. Una vez más hay que insistir en que, gracias al control que se realiza sobre el parto, son problemas controlados por los especialistas y a los que se podrá poner solución.
■ Causas del desprendimiento de placenta
No se conoce la causa exacta que produce el desprendimiento de placenta, pero sí se sabe que existen algunos factores de riesgo que aumentan la probabilidad de sufrirla.
Traumatismo abdominal: por una caída o golpe fuerte o por un accidente de tráfico.
Hidramnios: ocurre cuando se acumula mucho líquido amniótico durante el embarazo.
Enfermedades maternas como la hipertensión o preeclampsia: debido a ello, tu médico mantendrá bien controlada la tensión.
Problemas en el embarazo como rotura de membranas, corioamnionitis (infección del líquido amniótico y las membranas que lo contienen).
Gestación múltiple: cuando un embarazo es múltiple, hay más riesgos por lo que el control aumenta.
Edad: el riesgo aumenta con la edad, por ejemplo, si tienes más de 40 años.
Multiparidad: múltiples partos, por ejemplo, más de cinco.
Fumar: el tabaco es un tóxico y altera todo el organismos, siendo un factor de riesgo de parto prematuro y bajo peso al nacer.
Déficit de ácido fólico: esta vitamina, que pertenece al grupo B, es vital para el crecimiento y la función de las células. Su déficit puede ocasionar defectos congénitos en el cerebro y médula espinal como alteraciones en la placenta, sangrados o bajo peso del recién nacido.