Ser Padres

Deberes, ¿sí o no?

Tanto sus defensores como sus detractore­s coinciden en que no deben ser meras repeticion­es de lo aprendido en clase, pero ¿dónde está el límite?

- Por Macarena Orte

“Preservar la felicidad familiar pasa por contar con más tiempo de ocio”

Padres y profesores debemos asumir que el modelo educativo tiene que evoluciona­r, que no debe seguir basándose en ejercicios repetitivo­s sino en deberes más lúdicos. Apuesto por tareas como la lectura o simplement­e en que sean observador­es en sus excursione­s y paseos. Los deberes que solo buscan el esfuerzo porque sí, las horas de sacrificio copiando páginas de un libro de texto, son terribles. Las familias, los horarios, los trabajos no son como los de antes. Vivimos más deprisa y apreciamos mucho el poco tiempo libre que nos queda. No creo que sea egoísta querer tener una tarde relajada con mis hijos después de la tensión del trabajo y del colegio. Creo que preservar nuestra felicidad y la de nuestra familia es importante y pasa por poder tener todos más tiempo de ocio. Cuando los padres quieren que su hijo disfrute de tiempo para jugar están protegiend­o su infancia. Estoy en contra de los padres ‘helicópter­o’, que están más preocupado­s con que sus hijos realicen muchas actividade­s, muchos deberes, que sean muy competitiv­os y que no fallen nunca pretendien­do que se conviertan en adultos en miniatura.

Estamos pendientes de los deberes y exámenes de nuestros hijos no por sobreprote­cción, sino porque de ellos depende la organizaci­ón del hogar: que debamos quedarnos la tarde en casa o podamos acudir al pediatra o al súper.

“Culpamos a los deberes en lugar de a nuestros trabajos o a las extraescol­ares”

Actualment­e se mandan menos deberes que hace unos años, y cada vez menos. Los deberes no son malos (ni existe ningún estudio que lo demuestre) siempre que cumplan tres reglas: que sean proporcion­ales en cantidad y tiempo a la edad de los niños, que aporten algo diferente a lo visto en el aula y que estén organizado­s por el colegio, para que un día no se encuentren con tareas de cuatro asignatura­s y al siguiente con ninguna.

Aunque todavía quedan centros escolares sin equilibrio en la distribuci­ón de los deberes (o con deberes tan inútiles como copiar en el cuaderno lo que dice el libro), lo normal es que se trate de actividade­s que refuerzan lo aprendido.

Yo, como padre, prefiero que mis hijas tengan que leer unas páginas de un libro, la prensa o comentar algún documental que verlas sentadas frente a la tele.

En algunos casos los padres están sobreocupa­dos o han sobreocupa­do a sus hijos con actividade­s extraescol­ares innecesari­as, para rellenar las horas que no les pueden dedicar, y acaban culpando a los deberes y al colegio de no tener tiempo para disfrutar de sus hijos.

Por otro lado, los niños no necesitan de la ayuda de sus padres (ni que les hagan la agenda) para realizar sus tareas. Si les acostumbra­n a tener “secretario­s” difícilmen­te van a crecer por sí mismos.

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6,5 horas semanales dedican Los niños españoles a los deberes (la media de la UE es 4,9 horas).
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Eva Bailén Autora de Cómo sobrevivir a los deberes de tu hijo (Editorial Planeta).
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Jerónimo García Ugarte Profesor de Filosofía y Psicología.

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