Vuelta al cole”, ¿una expresión negativa?
Las palabras nos hacen sentir emociones a veces contradictorias. La vuelta a una actividad no puede convertirse en una simple rutina.
En septiembre dan comienzo las clases,“la vuelta al cole”. Sonia Díez, presidenta del Grupo Empresarial Horizonte Ítaca, se pregunta por qué habremos tenido la mala ocurrencia de llamar al inicio del curso de esa manera. Volver es nombre de tango, de pisar sobre nuestras pisadas, de viajar hacia atrás. “¿Por qué despreciar el potencial de ilusionarnos con un nuevo inicio?”, cuestiona Díez.
¿Vuelta a la rutina?
Un estudio realizado por la Universidad de Yale asegura que, cuando uno de los entornos de nuestra actividad se vuelve estable el cerebro desconecta su mecanismo de aprendizaje. Esto puede ser fantástico cuando hemos llegado a la perfección en alguna disciplina. “Sin embargo, cuando se trata de tareas complejas que involucran a otros y requieren tanto el desarrollo de destrezas como el diseño de estrategias, como ocurre en la educación, sucede lo contrario”, explica Díez. Según la experta, “lo estable, la rutina, lo esperado o lo repetido matan el aprendizaje”.
Empieza con ilusión
No todos los problemas de atención son achacables a las hormonas o a los móviles. A ojos de Sonia Díez, es fundamental que los profesores destinen las dos primeras semanas de septiembre a preparar como seducir a los alumnos para el camino a emprender, a mirarse, a conocerse entre sí, a explorar. Hace hincapié en cambiar el modelo educativo porque “los niños del futuro no se merecen la educación del pasado”. Para esta profesora, la vuelta al cole, así presentada, no solo anestesia la atención de los más pequeños, sino que al repetirse curso tras curso y seguir un horario establecido propio de una cadena de montaje, cada vez cuesta más despertarla. De la misma opinión son otros profesionales como Francisco Mora, docente y doctor en Medicina y Neurociencia, cuando afirma que “el cerebro solo aprende si hay emoción”. El nuevo modelo educativo debe trabajar basándose en el esfuerzo, el apoyo, la creatividad, el sentido crítico, la confianza, el talento y la motivación. Valores en los que hay que focalizarse para formar a los niños en esas competencias que el mundo futuro está demandando.