Ser Padres

Periodo de adaptación.

La vuelta al cole o el comienzo de la guardería es un momento difícil para muchos niños. Con paciencia y ciertas rutinas os será más fácil sobrelleva­rlo.

- Por Raquel Fernández Ortas

Son muchas las dudas que nos asaltan cuando decidimos escolariza­r a nuestros hijos, pero sin duda una de las que más nos suele preocupar es el cómo reaccionar­án ante esa situación y cómo gestionar las emociones que surgen en el momento de la separación. Es por ello que, en la mayoría de los centros, se recomienda realizar lo que se conoce como “periodo de adaptación”.

¿En qué consiste?

El periodo de adaptación es un tiempo destinado a que tanto padres como alumnos y educadores encuentren el equilibrio perfecto en la relación, ya que, aunque la mayoría piensa que consiste en un tiempo en el que el niño se tiene que acostumbra­r a la escuela, la realidad es que además de eso, los padres tenemos que trabajar con las emociones que genera separarse de nuestro hijo y tener que confiar en una persona a la que no conocemos de nada. Por otro lado, los educadores tienen que aprender a comunicars­e con niños que no saben expresarse verbalment­e y tienen que encontrar la forma de entender sus necesidade­s y transmitir­les la calma necesaria para que en todo este proceso puedan sentirse seguros y atendidos.

¿Cómo lo trabajan en las escuelas?

“Es algo que va a variar según el centro infantil que hayamos elegido”, explica Raquel Fernández Ortas, directora del centro de educación infantil Nemomarlin Alcobendas (Madrid). Cada uno la hará en función de su experienci­a, filosofía, metodologí­a pedagógica y muchas veces de las necesidade­s de los padres. “La mayoría de las veces es de entre una y dos semanas y en ese tiempo se van aumentando de forma gradual las horas de permanenci­a de los niños en la escuela” , señala la educadora. Hay escuelas que permiten que los primeros días los padres permanezca­n en el aula con sus hijos. En otros casos, la opción de permanecer en el aula solamente es para el primer día, pasando un periodo muy corto de tiempo en la misma. En muchos casos se opta porque los padres acompañen al alumno al aula y después se marchen, ya que de esta forma se favorece la relación entre los alumnos y la educadora y permite que el grupo comience a evoluciona­r como conjunto desde el principio.

Ayúdales

Aunque no existe ninguna fórmula milagrosa, hay pequeñas cosas que podemos ir trabajando desde casa para que asistan a la escuela más confiados:

Trabaja un apego seguro: ofréceles seguridad, permíteles explorar el mundo por ellos mismos y favorece las relaciones tanto con otros adultos como con otros niños.

Explícales lo que va a pasar: todo lo que les podamos anticipar y explicar favorece que se sientan más seguros y cómodos.

Prepara las rutinas: anticipa la hora de levan

tarse, horarios de comida y sueño y periodos de juego como los que tendrá en la escuela para que les cueste menos amoldarse al llegar.

Gestiona tus emociones: si quieres que tu hijo esté tranquilo cuando lo dejes en la escuela es importante que tú también lo estés, que actúes de manera natural y que le des confianza, sobre todo en los momentos de llegar al centro y entregarlo a su educador.

Confía en los maestros: escucha sus consejos y ofréceles la informació­n que pueda ayudar a mejorar la relación contigo y con tu hijo.

Ármate de paciencia: en ocasiones la adaptación no evoluciona como la esperas y se empieza a poner nervioso pasadas las semanas y no al inicio del curso.

Cada niño necesita su tiempo y depende de muchos factores: edad, familia, rutinas y sociabilid­ad

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