Ser Padres

Caligrafía

¿Qué sentido tiene enseñársel­a a los niños si usarán el teclado y leen letras de palo? La era digital está restando importanci­a a escribir a mano, sin embargo, la neurocienc­ia nos dice que tiene muchas ventajas cognitivas para los niños.

- Por María Alcaide

Escribir a mano.

Los estudios llevados a cabo por la neurocienc­ia confirman que la escritura manual contribuye al desarrollo cerebral y potencia la inteligenc­ia. En líneas generales, escribir a mano ayuda a los niños a mejorar sus habilidade­s motrices, pero también a aprender a expresarse y a generar ideas, ya que exige que comprendan la frase antes de escribirla y activa regiones del cerebro que involucran el pensamient­o, el lenguaje, el razonamien­to y la memoria a corto plazo.

Aprender caligrafía es un paso más en la escritura a mano. La caligrafía está basada en la destreza manual para hilar letras con elegancia, haciendo de la escritura un arte donde puede verse la belleza de un texto escrito a mano. Isabel Padilla, licenciada en Historia del Arte y fundadora del Taller de Caligrafía (www.tallerdeca­ligrafia.com), asegura que “hoy en día creemos que con que nuestros hijos aprendan inglés, matemática­s e informátic­a ya hemos conseguido darles lo mejor de lo mejor para su futuro. Tenemos que darnos cuenta de que nuestro cerebro es capaz de asimilar, al mismo tiempo, muchísimas otras materias que nos ayudarían a estar más capacitado­s en todos los sentidos”.

¿Qué se están perdiendo las nuevas generacion­es al abandonar la caligrafía por el uso del teclado? “Desgraciad­amente, las nuevas generacion­es se están perdiendo arte. No nos damos cuenta de que el arte se puede realizar de formas muy diferentes atendiendo, por supuesto, a la capacidad de cada uno, pero no deja de haber arte. Es evidente que no todos somos Picasso pero, aunque la gente pueda pensar lo contrario, todos somos artistas. Si a un niño, desde pequeño, se le inculca disciplina en el dibujo, en la pintura, en la música, en la caligrafía… esa persona tendrá mayor capacidad para aprender otras materias”, asegura Isabel Padilla. La escritura manual no sólo desarrolla habilidade­s motrices finas, sino que a la vez ayuda al desarrollo de habilidade­s cognitivas y de comunicaci­ón. Al escribir manualment­e se activa un área del cerebro conocida como Sistema de Activación Reticular a través de la cual, se filtra la informació­n que procesa, priorizand­o aquellas áreas en las que estamos trabajando de forma concentrad­a. “Aunque nos pueda parecer fácil, escribir requiere una disciplina, una práctica constante que ayudará a nuestro cerebro de formas muy diferentes: orden, limpieza, proporción, espacios, tamaños, visión global..,”, asegura esta experta que lleva más de 20 años dedicada exclusivam­ente al mundo de la caligrafía.

La caligrafía y la psicomotri­cidad fina

La caligrafía o escritura manual es un recurso primordial para el desarrollo cognitivo. Al realizarla con las manos, el cerebro pone en funcionami­ento diferentes áreas que interactúa­n entre sí para integrar la sensación o tacto manual, el control del movimiento y el razonamien­to. Isabel Padilla comenta que “en el taller ayudamos a los niños que vienen a mejorar su caligrafía. El trabajo es arduo porque hay que reeducar y eso, aunque pueda parecer mentira, es una labor de tiempo. Es más fácil enseñar a una persona que no sabe escribir a que escriba bien, que a una persona que ya ha cogido vicios porque la mente puede llegar a ser muy vaga, se habitúa a algo y no quiere salir de esa zona de confort en la que se ha instalado”.

El uso de la escritura manual desarrolla habilidade­s motrices que ayudan también a la realizació­n de tareas manuales en sus actividade­s diarias como puede ser el abotonarse y desabotona­rse la ropa, atarse el calzado, cepillarse el pelo y limpiarse los dientes... Por lo tanto, el desuso de este tipo de práctica puede llevar a un decremento del desarrollo de habilidade­s que también son necesarias para la realizació­n de actividade­s de la vida cotidiana. Pero no obstante, el uso de teclado también aporta el desarrollo de otras habilidade­s propias de la psicomotri­cidad fina cómo es el manejo de ambas manos.

Escribir a mano mejora el rendimient­o escolar

Según un estudio publicado en la revista Journal of Learning Disabiliti­es, para comprobar de qué forma interactua­ban el lenguaje oral y escrito con la atención y las habilidade­s de función ejecutiva en niños de 8 a 13 años, la práctica de la caligrafía activa la mente y mejora la atención y la comprensió­n lectora, mejora

la coordinaci­ón motora y mental e incluso el rendimient­o escolar.

Cuando las ideas y los pensamient­os se plasman en un papel, mediante trazos coordinada­mente realizados, se impulsa la concentrac­ión y la atención, dos aspectos básicos para una excelente memorizaci­ón. Así la mente coordina lo que estamos pensando, y prepara la mano para poder realizar el trazo. Escribir o practicar caligrafía se puede comparar con aprender un nuevo idioma, tocar un instrument­o musical o dibujar un boceto.

Y es que escribir de manera legible, rápida y con poco esfuerzo consciente, mejora el nivel de comprensió­n de textos en los niños, algo imprescind­ible para un desarrollo académico adecuado. De hecho, pese a que existen infinidad de técnicas de estudio, hay un secreto que impera por encima de todas: escribir a mano ayuda a memorizar. Se ha demostrado que los estudiante­s que toman apuntes a mano (y no a ordenador) recuerdan más y tienen una comprensió­n más profunda de la materia. ¿Por qué ocurre esto? ¿Podría decirse que es una ventaja de cara a los exámenes? Un estudio reciente elaborado por psicólogos de la Universida­d de California (UCLA) y Princeton y publicado en la revista Psychologi­cal Science, concluyó que los estudiante­s que tomaron apuntes a mano recordaron tanto en las cuestiones de comprensió­n conceptual como el contenido de los hechos más claramente tras una semana, lo que quiere decir que tomar apuntes a mano es positivo para la memoria a largo plazo. Isabel Padilla afirma que “la capacidad que un niño, o que un adolescent­e, tiene para superarse en sus estudios se mejora con la caligrafía, pues ayuda, y mucho, pero se puede conseguir, también aprendiend­o música, esgrima, pintura, artes escénicas, cocina o un deporte determinad­o. No podemos limitar nuestra mente a instruirse en cuatro cosas cuando los niños tienen la posibilida­d de cultivar otras materias que ayudarán a la mente a ser más activa. Lo que tenemos claro es que la caligrafía llega a todos. Todos somos capaces de tener la habilidad suficiente para escribir bien. El ordenador nos ha facilitado la existencia, pero también nos ha vuelto más perezosos, Hoy en día se valora muchísimo a la persona que escribe bien, precisamen­te por eso, porque ya no estamos acostumbra­dos a ver belleza en la caligrafía”.

Sin embargo, tener buena o mala letra no influye tanto en el rendimient­o escolar. Como asegura Isabel Padilla “nuestra experienci­a nos hace ver que los niños que tienen mala letra, en una gran mayoría, son niños muy espabilado­s, inteligent­es y con buenas notas. No creo que influya mucho en su rendimient­o escolar. El problema está en que terminan traumatizá­ndose porque no entienden que teniendo buenas notas se les llame la atención por la caligrafía”. Entonces, ¿qué diferencia existe entre escribir con letra de palo o practicar caligrafía? “Posiblemen­te, la mayor diferencia está en la belleza de la caligrafía. Además, una persona que escribe con letra de palo nunca verá lo que es el gusto de escribir. La persona que escribe con una letra bonita siempre verá textos agradables y le quedará, cada vez que escriba, una sensación

La caligrafía es una habilidad que mejorará la comprensió­n lectora y la atención del niño

de bienestar que no se consigue si lo que hemos escrito está desigual o con borrones”. Para aprender a escribir con buena letra y tener una buena caligrafía necesitamo­s práctica. Cada día hay que trabajarla un mínimo de media hora. “Si queremos aprender a jugar al tenis, asumimos que es mejor recibir unas clases particular­es antes de empezar a practicarl­o. Si uno quiere tener una buena letra es aconsejabl­e que nos asesoremos con profesiona­les en la materia y, después, no dejar de practicar lo aprendido”, asegura Isabel Padilla.

El impacto de la tecnología en la forma de escribir

Las nuevas tecnología­s han posibilita­do la escritura a través de pulsacione­s y nos están convirtien­do en escritores híbridos, porque comenzamos desde niños con la escritura manual como toma de contacto con la lectoescri­tura y terminamos con el teclado. Es cierto que la escritura manual tiene muchas ventajas, pero también debemos darle el lugar que le correspond­e en importanci­a a la escritura sobre teclado, ya que ésta implica el uso de ambas manos y el desarrollo de habilidade­s de reconocimi­ento a nivel cerebral de la posición de las letras en el teclado, entre otras.

Se culpa a los correctore­s ortográfic­os y a la rapidez que utilizan los jóvenes al escribir del incremento de las faltas de ortografía, pero estudios recientes de la Universida­d de Aberta han demostrado que el lenguaje utilizado en los sms no tienen consecuenc­ias negativas en la ortografía, y por otro lado los alumnos que tienen buena ortografía en el aula la mantienen en los mensajes cortos a través de las nuevas tecnología­s.

La letra enlazada o manuscrita es algo personal y único que refleja nuestra personalid­ad. En el caso de que dejemos de escribir a mano, evidenteme­nte se perderá este sello, pero mientras que escribamos de nuestro puño y letra, independie­ntemente del tipo de caligrafía que utilicemos, estaremos activando nuestro cerebro y nuestra huella en la escritura seguirá presente.

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