Cenar en familia
Si los niños comen en el colegio, lo ideal sería intentar cenar toda la familia junta y un menú que complemente los alimentos que ya han tomado al mediodía.
La importancia de reunirse.
Para muchas familias, la última hora del día es el único momento en el que pueden compartir un rato juntos sin las prisas de la jornada. Por eso, una de las primeras cosas que debemos tener en cuenta a la hora de planificar las cenas es acordar un horario bueno para los peques, en el que padres e hijos puedan compartir mesa y alimentos. Además, si nos preocupa que en el colegio no coman adecuadamente, ya estamos nosotros para organizar los menús nocturnos con alimentos de calidad.
Una ración de verdura y una de fruta cada día
La planificación de la cena no debería complicarnos la vida, sobre todo si nos desenvolvemos bien en los fogones o tiramos de robots de cocina. Según Juan Revenga, experto en nutrición, hay dos reglas fundamentales que debemos cumplir a rajatabla para que el menú sea sano y equilibrado: «jamás debe faltar en la mesa una ración de alimentos vegetales y una fruta». La verdura no suele gustar a los niños pero siempre es posible encontrar una receta que resulte atractiva al paladar de pequeños. Las hortalizas y verduras se pueden preparar de muchas formas: hervidas y salteadas, gratinadas con bechamel, en puré, a la plancha, al horno, rehogadas con pimentón dulce o crudas con aceite de oliva virgen. Estas pueden ponerse como entrante si hacemos primer y segundo plato o como guarnición si optamos por preparar un plato único combinado. Lo importante es que las tomemos todas las noches.
Platos sencillos y naturales
Si tenemos en la nevera algunos alimentos básicos (a ser posible, de temporada) y en el armario guardamos algunas conservas de calidad, podemos improvisar una cena si un día por cualquier razón no tenemos tiempo para hacer un plato más elaborado. Según Juan Revenga, «no hay que tener miedo a improvisar, tan solo hay que utilizar el sentido común y no empeñarse en realizar platos complicados».
Las sopas, los purés y las cremas caseras son un entrante excelente. Complementados con un segundo plato de pescado (a la plancha, al horno o a la romana), un huevo o un filete (de pollo, lomo, ternera o pavo) y una fruta de postre tenemos una cena rápida, buena y equilibrada. No hay alimentos prohibidos en la cena, aunque todo depende de la cantidad que se eche en el plato. Se pueden tomar incluso legumbres, pero para que sean más digestivas es mejor hacerlas con verduras. A esta hora resultan más apetecibles y a los niños el puré les suele encantar. La pasta y el arroz también están permitidos: no se ha demostrado que el consumo de hidratos de carbono en la cena favorezca el aumento de peso. Eso sí, conviene no acostarse antes de al menos una hora y media para hacer la digestión.