Bruxismo
El rechinar de los dientes puede ser algo natural en los niños, pero si no se les pasa con el tiempo es conveniente actuar.
Cuando aprieta demasiado los dientes.
El bruxismo infantil (apretar los dientes unos con otros) es en realidad un fenómeno que ocurre muy frecuentemente durante el desarrollo de la dentición. Se trata de un proceso fisiológico normal, una manera natural de estimular la formación muscular y ósea facial y desarrollar la dentición. Lo normal es que desaparezca por sí mismo en el momento en el que salen los dientes permanentes pero si tuviera su origen en otras causas conviene acudir al dentista para tratarlo.
¿Qué es?
Como explica la doctora Romina Vignolo, directora de la Boca a Boca Dental, “el bruxismo es un trastorno dental cada vez más frecuente en España que afecta a más de un 20 % de la población, incluyendo a los niños”. Ocurre cuando la mandíbula realiza movimientos que no tienen ningún sentido útil durante el día y/o la noche de forma voluntaria o involuntaria produciendo un apretamiento o rechinamiento de los dientes.
“En el caso de los niños, se da de forma frecuente durante el desarrollo de la dentición y normalmente desaparece por sí solo en el momento en el que salen los dientes permanentes. Se trata de un proceso fisiológico normal, una manera natural de estimular la formación muscular y ósea fa
cial y desarrollar la dentición”, explica la experta. Según la Sociedad Española de Ortopedia (SEDO), se estima que alrededor de un 80 % de los niños manifiesta en algún momento síntomas de bruxismo a lo largo de su infancia, pero que la mayoría de estos casos desaparece con el recambio dental.
Otros motivos posibles
Cuando el bruxismo no se debe a un proceso fisiológico normal para estimular el músculo y el hueso faciales, otros de los motivos por los que se produce son los siguientes:
Causas psicológicas: relacionadas con aquellos trastornos o alteraciones que pueden desencadenar tensión emocional o estrés en los niños. “Dentro de este tipo podemos hablar de pequeños que tienen hiperactividad que, además de estar activos durante el día, en la noche no cesa y aprietan y rechinan sus dientes. En este supuesto, la ansiedad, tanto en niños como en mayores es una de las causas más frecuentes de bruxismo”, apunta la doctora.
Causas físicas: como dolor de cabeza, dolor de oídos (que se puede confundir con las comunes otitis infantiles), la aparición de nuevos dientes, caída de los dientes de leche que dan nueva forma a la estructura bucal, o una mala posición de los dientes que interfiera en la forma de cerrar la mandíbula.
Causas odontontológicas: debidas al mal alineamiento de los dientes, a la forma en que encajan los dientes de arriba con los de abajo y a restauraciones defectuosas.
Aunque el bruxismo hay veces que no produce efectos secundarios, otras puede provocar alteraciones en los dientes y sus tejidos de sostén, los músculos que se utilizan para masticar y las articulaciones temporomandibulares (las que actúan como una bisagra deslizante, que conecta la mandíbula al cráneo).
Síntomas
La visita al dentista una vez al año, incluso cuando son pequeños, es importante para poder detectar cualquier problema en su boca. En el caso del bruxismo, el profesional podrá observar si aprieta demasiado los dientes si existe un desgaste dentario excesivo. También puede hacerte sospechar que algo va mal si se queja de dolor en la mandíbula, cabeza, cuello y oídos.
Tratamiento
Si observas que el apretamiento dental persiste con el tiempo o continúa en la adolescencia, la doctora Romina Vignolo recomienda acudir a un especialista para realizar una revisión y valorar el tratamiento en función de las causas que lo provoquen.
“Si el niño es muy pequeño se le puede colocar una pequeña placa de plástico que recubra los dientes superiores para que no se desgasten si se aprietan o rechinan”, señala la experta. Estas férulas, por una parte, disminuyen la fuerza de estos movimientos de la mandíbula y, por otra, distribuyen dichas fuerzas, con lo que se protege el sistema masticatorio y reduce la carga en la articulación temporomandibular.
“Más adelante, si el bruxismo persiste, y en caso de que se deba a una mala mordida, sería necesario realizar un tratamiento de ortodoncia para mejorar la manera en que las piezas dentales se encuentran al unir la mandíbula (maxilar inferior) al maxilar superior. También puede ser necesaria la llamada ortopedia dentofacial, que centra su acción en conseguir que haya una apropiada orientación y sano desarrollo de la estructura ósea de la cara.
El 80 % de las personas ha manifestado en algún momento síntomas de bruxismo en su infancia