Yoga
Si alcanzas el equilibrio y bienestar necesarios durante la gestación, te sentirás más segura en el momento del parto. Esta disciplina milenaria te puede ayudar a lograrlo.
Posturas en el embarazo.
Cada vez más mujeres recurren al yoga durante el embarazo y para la preparación al parto
Isabel Coca es enfermera, comadrona y amante del yoga. Su experiencia atendiendo partos y su permanente contacto con mujeres embarazadas le han hecho ver que trabajar el cuerpo y la mente durante el periodo de gestación conlleva sorprendentes beneficios para la futura madre. Te mostramos aquí algunas de las posturas que pueden ayudarte a “explorar tu cuerpo y tu respiración, y a aprender a calmar tu mente”, como señala esta experta. “La gestación son nueve meses para vincularse a una nueva vida. Es un momento particularmente favorable para iniciarse en la práctica del yoga”, explica Isabel Coca. Hazte con una esterilla y empieza a practicar en casa esta disciplina que te hará conectar con tu cuerpo y con tu bebé.
De pie
Pon primero las manos en tu abdomen y observa el movimiento de la respiración en esta parte del cuerpo. Observa sin cambiar el ritmo de la respiración durante tres respiraciones.
A continuación...
Desplaza las manos al pecho y siente la respiración siguiendo el movimiento que se genera en tu él. Quédate así un rato, tres respiraciones.
Beneficios:
prepara tu cuerpo para la práctica del yoga.
Contraindicaciones:
si tienes edemas en las extremidades inferiores, varices vulvares en las piernas, amenaza de parto prematuro, hipotensión, problemas con la placenta o incompetencia cervical.
No es aconsejable hacer más de dos o tres posturas estáticas seguidas y, entre postura y postura, has de salir de la posición estática haciendo movimientos con las piernas para facilitar la circulación de la sangre.
Recuerda que los cambios que se van produciendo en la gestación te obligarán a adaptar constantemente la postura
Si sientes tensión en la parte alta de la espalda, puedes realizar giros suaves hacia la izquierda y derecha.
A continuación...
afloja los hombros, deja caer los brazos encima de las rodillas y mantén el eje corporal centrado. Inspira (con la inspiración la columna vertebral se alarga) y haz un pequeño giro y torsión hacia la izquierda, llevando la mano derecha a la rodilla izquierda al respirar. Vuelve al centro con la inspiración. Repite al otro lado.
Beneficios:
flexibilizas las articulaciones entre las vértebras y estiras la columna vertebral, das estabilidad a la pelvis, lubricas las articulaciones de las vértebras y relajas la parte alta de las espalda.
Contraindicaciones:
si tienes molestias en las piernas o varices.
Echada boca arriba con los brazos y piernas un poco abiertos, deja caer todo el cuerpo, con las palmas de las manos mirando hacia el techo.
A continuación...
relaja las muñecas y abre las manos para captar la energía del aire. Cierra los ojos y observa la respiración.
Déjate llevar por el aliento sin pensar en nada.
Beneficios:
los sentidos corporales se aislarán del entorno, la actividad mental se reducirá al mínimo, liberando tensión y rigidez en cada respiración. Alrededor de las 20-24 semanas de gestación necesitarás alguna almohada detrás de las rodillas y debajo de la cabeza para hacer esta postura. Cuando el abdomen sea más voluminoso puedes hacerla de lado.
Contraindicaciones:
en el tercer trimestre, si tienes molestias sacrolumbares, acidez, dificultades respiratorias o hipotensión.
Las proteínas tienen una finalidad estructural y reguladora y es imprescindible mantener un consumo adecuado en las etapas de crecimiento en las que se requiere aumentar de peso y altura. Entre las funciones reguladoras de las proteínas se encuentra la de favorecer el buen funcionamiento del sistema inmune, de las defensas naturales del organismo.
Las cadenas de proteínas están formadas por pequeñas unidades llamadas aminoácidos, algunos de ellos creados por nuestro organismo y otros que únicamente se pueden obtener a través de la alimentación, y por eso reciben el nombre de esenciales. Entre los mismos se encuentran el triptófano, la fenilalanina, la metionina…
Durante los primeros años de vida, se considera que las necesidades proteicas se encuentran alrededor de 1,5 gramo al día: un niño de 10 kilos de peso necesitaría 15 gramos de proteínas, lo que quedaría casi cubierto con dos vasos de leche de vaca al día, sin dejar margen para las proteínas del resto de alimentos, algunos de origen animal como carne, pescado y huevo y otros de origen vegetal, como legumbres.
En el caso de los niños de corta edad, de entre 1 y 3 años, y debido a su papel relevante como fuente de Calcio y vitamina D, los
Evitar el exceso
alimentos lácteos suelen ser la principal fuente de proteínas, pero en muchas ocasiones se llega a doblar el consumo de las necesidades proteicas reales. Y es que un exceso de proteínas es una sobrecarga para el sistema digestivo de los niños, ya que su sistema renal tiene que filtrar una cantidad elevada de compuestos nitrogenados. El exceso de proteínas que el cuerpo no utiliza se puede convertir en grasa y acumularse en el organismo.
Las fórmulas de crecimiento pueden ayudar a equilibrar el aporte proteico, siempre y cuando dispongan de una composición en la que se haya reducido el contenido de proteínas respecto a la leche de vaca.