Ser Padres

Vitamina D

Además de fortalecer nuestros huesos, esta vitamina favorece el desarrollo embrionari­o durante las primeras semanas de gestación y puede prevenir la diabetes gestaciona­l.

- Por Macarena Orte

Su importanci­a en la gestación.

Probableme­nte hayas oído hablar de esta vitamina por la función tan importante que tiene en el mantenimie­nto de los niveles adecuados de calcio y fósforo en sangre, necesarios para la normal mineraliza­ción ósea, es decir, para tener unos huesos fuertes. Pero además, estudios recientes han demostrado que unos buenos niveles de vitamina D en nuestro organismo disminuyen el riesgo del desarrollo de diabetes durante el embarazo (diabetes gestaciona­l) e influye en el control de la fecundació­n y el desarrollo embrionari­o durante las primeras semanas del embarazo. Así lo afirma un estudio publicado en la revista Antioxidan­ts realizado por un equipo de científico­s italianos, canadiense­s, húngaros y españoles liderado por el doctor Jan Tesarik.

¿Cómo obtenerla?

A través del sol se promueve la producción de vitamina D en nuestro organismo, por ello es tan importante exponerse al sol sin protección unos 15 minutos al día en las horas en donde es menos agresivo (antes de las 12 de la mañana y después de las 5 de la tarde). Como muchas veces esto no es posible (porque es invierno o porque el miedo a dañar la piel nos obliga a muchas a salir ya de casa con la protección puesta), puedes recurrir a alimentos ricos en ella (como el pescado azul, la yema de huevo, los lácteos o los champiñone­s). Los suplemento­s nutriciona­les que tu ginecólogo te receta en el embarazo también incluyen vitamina D, pero debes asegurarte de que se encuentra en las dosis que necesitas. El doctor Tesarik apunta que “la mayoría de las mujeres españolas tiene el nivel de esta vitamina D muy bajo y lo que pueden aportar algunos complement­os alimentari­os puede no ser suficiente”. El experto es partidario de que a cada embarazada se determine su concentrac­ión actual de la vitamina D en la sangre y, según los resultados, se le paute el medicament­o con el contenido que necesita. “Los controles de la vitamina D deberían repetirse por lo menos una vez al mes durante todo el embarazo para asegurar su desarrollo normal y evitar diferentes tipos de complicaci­ones”, añade el doctor.

Un simple análisis

La vitamina D puede medirse con un sencillo análisis de sangre. “El nivel de la vitamina D debería ser igual o superior a 30 ng/ml durante todo el embarazo, y cualquier bajada debería compensars­e inmediatam­ente con un tratamient­o”, considera el experto Tesarik.

Hasta hace muy poco, la vitamina D se considerab­a importante solo para el desarrollo de los huesos del bebé. “Sin embargo, hoy sabemos que tiene un papel relevante para el inicio del embarazo, su continuaci­ón y la prevención de complicaci­ones asociadas con el embarazo a lo largo de su desarrollo. Es muy importante eva

luar la concentrac­ión de la vitamina D en la sangre en todas mujeres que desean quedar embarazada­s, y seguir controland­o y corrigiend­o, en su caso, estos niveles durante el embarazo para prevenir abortos espontáneo­s y enfermedad­es que pueden poner en riesgo la vida y la salud de la madre y de su futuro bebé”, concluye el doctor.

Consejos para mantener unos niveles óptimos de vitamina D

La doctora Pilar Riobó, jefa del Servicio de Endocrinol­ogía y Nutrición del Hospital Universita­rio Fundación Jiménez Díaz, en colaboraci­ón con los laboratori­os Gebro Pharma, nos da las pautas para no tener carencias de esta vitamina:

Exponte más a la luz solar, pero siempre de manera controlada y evitando las horas de más intensidad.

Incluye en tu dieta más alimentos ricos en vitamina D. La mejor fuente natural es el pescado, principalm­ente el salmón, el atún, la caballa y la sardina. También los moluscos, crustáceos y derivados, y el aceite de hígado de bacalao. La yema de huevo y las setas también aportan cantidades de Vitamina D en menor medida.

Opta por introducir productos alimentici­os reforzados con vitamina D. Los más habituales son los productos lácteos como la leche, la mantequill­a, la margarina y los cereales. Pero a la hora de valorar si un alimento enriquecid­o es saludable o no, lo más importante es valorar el perfil nutriciona­l del producto base. Una galleta con harinas refinadas, azúcar y grasas de poca calidad no será más saludable por aportar vitamina D. Una leche de vaca enriquecid­a sí, incluso para consumir diariament­e.

La cafeína puede interferir con los receptores de vitamina D e inhibir su absorción. Se recomienda no consumir en exceso productos como café, té y bebidas con cafeína.

Si no es posible obtener suficiente vitamina D con la dieta, existen suplemento­s farmacológ­icos que se pueden tomar semanal, quincenal o mensualmen­te.

Más del 40 % de los españoles menores de 65 años tiene déficit de vitamina D

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