“Un mal cuidado del recién nacido aumenta el riesgo de trastorno mental“
Celso Arango, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría.
¿Existe un tabú con la enfermedad mental en niños?
Sabemos que un 20 % de los niños hasta los 18 años van a tener algún tipo de trastorno mental. Muchos de esos casos no se detectan en pediatría, bien porque el niño no dice nada, o bien porque las familias piensan que es un problema que pasará. En muchos casos son patologías banales como la eneuresis o trastornos adaptativos que no son graves, problemas de insomnio, etc.; pero en otros son cuadros de ansiedad, depresión o más graves, como autismo o psicosis, trastorno bipolar, etc. Cuanto antes se detecten y se traten, mejor es el pronóstico. Ocultar, tapar o no diagnosticar a tiempo tiene un coste y solo empeora el pronóstico.
¿Se pueden prevenir?
En salud mental y psiquiatría podemos hacer prevención secundaria, de modo que una vez que se diagnostique se pueda mejorar su pronóstico; y primaria, es decir, podemos disminuir la incidencia y prevenir nuevos casos.
Hay muchas medidas. Hay que asegurar los buenos cuidados de la madre durante el embarazo, por ejemplo, para prevenir el síndrome alcohólico fetal, problemas por neurodesarrollo, como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, etc.
Cuadros más graves como psicosis a los 20 años se han relacionado con problemas durante el embarazo relacionados con trauma en la madre, malos tratos, algún tipo de infecciones o consumo de drogas y alcohol.
Los aspectos relacionados con el parto, los cuidados al final del embarazo y primeros días de vida del bebé (perinatales) son fundamentales. Un mal cuidado perinatal aumenta el riesgo de trastorno mental para toda la vida.
En la infancia y la adolescencia, los abusos y el acoso escolar se pueden prevenir. Además, este tipo de intervenciones no solo mejoran la calidad de vida, sino que ahorran costes futuros.
¿Hay psiquiatras especializados en la infancia?
No, España es uno de los tres países europeos, junto a Ucrania y Albania, que no tiene especialidad. Nuestro país adolece de la enseñanza de algo tan básico como es la psiquiatría infantil. La Unión Europea ya le ha dicho a España que es una carencia que tiene que paliar. Seguimos sin especialistas formados y médicos para tratar trastornos mentales graves en niños.
¿Qué pueden hacer los padres para su detección precoz?
Hay dos grandes grupos. Hay niños que muestran diferencias desde el nacimiento y tienen problemas para sostener la cabeza, sonreír, muestran torpeza motora o dificultades al andar en el tiempo previsto para ello. En estos casos, es importante que los pediatras evalúen también la sonrisa social, el contacto ocular, etc.
Si los padres tienen la impresión de que el niño no se está desarrollando como debería es básico que no lo dejen, porque se pierde una ventana terapéutica que cuando se cierra, las intervenciones ya no son eficaces.
El otro grupo son niños que cambian por completo su comportamiento. Están encerrados en su habitación, comienzan a fallar en los estudios, se observa una fractura clara… Pueden ser síntomas de un cuadro depresivo, ansioso, adaptativo o psicótico. Estas señales son las que tienen que observar los padres, teniendo en cuenta, además, que la intervención temprana mejora y aumenta las posibilidades de que ese cuadro se resuelva con éxito.