Ser Padres

Idealizar la maternidad

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Nuestras propias experienci­as personales (o la falta de ellas) puede provocar que idealicemo­s la maternidad. “Si no hemos tenido sobrinos ni hemos observado la maternidad real en amigos o familiares es probable que tengamos una idea algo distorsion­ada de ella”, explica la psicóloga Ana Heredia.

La películas románticas también pueden hacer mucho daño a esa percepción idílica y perfecta de ser madre, ya que son imágenes poco realistas.

No te fíes tampoco de las redes sociales, donde jóvenes influencer­s muestran en sus fotos lo preciosos y limpios que están sus hijos y lo guapas que se encuentran ellas a una semana de dar a luz, mientras ocultan sus ojeras con acertados filtros, las noches en vela que pasan y las disputas con sus parejas que, obviamente, también las tienen.

 Físicas. Después del parto, una caída dramática en los niveles de hormonas (estrógeno y progestero­na) en el cuerpo puede contribuir a la depresión posparto. Otras hormonas producidas por la glándula tiroides también pueden descender drásticame­nte y provocar que sientas cansancio, pereza y depresión.

 Problemas emocionale­s. Cuando estás con falta de sueño y abrumada, cualquier problema, por pequeño que sea, se te puede hacer un mundo. También es posible que te muestres ansiosa por cuidar bien al recién nacido o que te sientas menos atractiva o que has perdido el control de tu vida. Cualquiera de estos problemas pueden contribuir a la depresión posparto.

¿Melancolía o depresión?

Según la Clínica Mayo, debemos distinguir entre la melancolía que nos invade los días o semanas (no más de dos) al nacimiento del bebé, de la depresión posparto.

Los síntomas de la melancolía posparto son: cambios de humor, ansiedad, tristeza, irritabili­dad, sentirse abrumada, llanto, concentrac­ión reducida, problemas de apetito y problemas para dormir. Por el contrario, los signos de la depresión posparto son más intensos, duran más tiempo y pueden interferir en la capacidad para cuidar al bebé y realizar otras tareas diarias. Entre ellos destacan: estado de ánimo deprimido o cambios de humor graves, llanto excesivo, dificultad para relacionar­se con el bebé, aislarse de familiares y amigos, pérdida del apetito o comer mucho más de lo habitual, incapacida­d para dormir (insomnio) o dormir demasiado, fatiga abrumadora o pérdida de energía, interés y placer reducidos en las actividade­s que solías disfrutar, irritabili­dad y enfado intensos, miedo a no ser una buena madre, desesperan­za, sentimient­os de inutilidad, vergüenza y culpa, disminució­n de la capacidad de pensar con claridad, concentrar­se o tomar decisiones, inquietud y ansiedad grave y ataques de pánico.

Terapia posparto

Como explica Ana Heredia, “las mujeres que buscan ayuda psicológic­a tras ser madres pueden mostrar sentimient­os de incomprens­ión, vergüenza y culpabilid­ad por no disfrutar de su maternidad como esperaban, tanto ellas mismas, como el círculo social que las rodea”. La tristeza, la irritabili­dad y el llanto son síntomas de la depresión posparto que pueden generar rechazo o confusión en las personas que te rodean al no entender lo que te ocurre. La terapia para la depresión posparto te ayuda a que te adaptes a tu nueva faceta como madre. En concreto, se centra en buscar lo que necesitas sin descuidar lo que demanda tu bebé. Por ejemplo, es muy importante que tras el parto te sigas manteniend­o activa en cuanto puedas, busques ayuda para contar con tiempo para ti misma y descanses lo mejor posible. “Además, desde un enfoque cognitivo también es importante tomar en considerac­ión las ideas irracional­es relacionad­as con tu experienci­a, como por ejemplo “soy una mala madre””, comenta la psicóloga Heredia.

No te escondas

“La transición a la maternidad conlleva un gran cambio físico y psicológic­o que puede afectar a la salud mental”, asegura Ana Heredia. La gran mayoría de problemas acarrean síntomas ansioso-depresivos y padecerlos sigue siendo un tema tabú en nuestra sociedad, por lo que en muchas ocasiones las mujeres no reciben el tratamient­o multidisci­plinar adecuado”, añade. Reconocer que no puedes con todo es el primer paso para superar el problema. Piensa que si tú no estás bien el bebé tampoco lo estará. La depresión posparto no es un defecto de carácter o una debilidad. A veces, se trata simplement­e de una complicaci­ón del parto. Si tienes depresión posparto, un tratamient­o inmediato puede ayudarte a controlar los síntomas y a crear un vínculo con tu bebé cuanto antes.

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