Esencial en nuestra vida
Los seres humanos somos seres sociales por naturaleza y por naturaleza también somos seres emocionales. Lo que conlleva, por un lado, la necesidad de relacionarnos con los demás y, por otro lado, la capacidad de experimentar emociones en el seno de tales relaciones. El afecto forma parte de la interacción con los demás, pero su expresión se suele descuidar, al considerarse innecesario. Nada más lejos de la realidad, las personas necesitan que el afecto sea expresado a través de muestras verbales, diversas investigaciones demuestran el valor de decir “te quiero”, la neurociencia avala los beneficios tanto de decirlo como de escucharlo.
Cómo reacciona nuestro cerebro
Cuando decimos o escuchamos “te quiero”, se ponen en marcha una serie de mecanismos fisiológicos y neurológicos. Por un lado, se liberan hormonas, como la oxitocina, la dopamina o la serotonina, responsables de la sensación de bienestar, de fortalecer los vínculos afectivos y de relajarnos. Por otro lado, se activan determinadas áreas cerebrales que conllevan la consolidación de redes neuronales concretas que contribuyen a mejorar procesos como la memoria, el aprendizaje o la concentración. Todo ello se traduce en una mejora del estado de ánimo, un mejor funcionamiento, la creación de vínculos sanos y ricos y el desarrollo de una sana autoestima. No es suficiente con sentir amor o afecto, si dejamos este amor en el plano de lo implícito, puede quedar como algo oculto, sujeto a la interpretación. Es esencial habituarnos a decir te quiero, mejorando así nuestro ánimo y nuestras relaciones.