Asma, cómo actuar
Puede causar molestos síntomas diarios que interfieren con los juegos, la práctica de deportes, la escuela y el sueño de tu hijo. Por ello es importante mantener su enfermedad controlada.
El asma se produce por la combinación de factores genéticos y ambientales, con más frecuencia en los primeros años de vida. Por un lado, influye si contamos con antecedentes familiares de alergia. Por otro, la exposición a sustancias en el entorno en que uno vive (pólenes, epitelios de animales, ácaros, hongos), las infecciones respiratorias virales de repetición, la exposición al humo del tabaco e incluso el haber nacido prematuro o por cesárea puede determinar la aparición del asma.
Cuando le cuesta respirar
El asma afecta a las vías respiratorias de nuestros hijos. “Es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias en la que se produce una obstrucción o estrechamiento y una inflamación de las mismas, y que es total o parcialmente reversible mediante la acción de medicamentos o de forma espontánea”, explica la doctora Celia Pinto Fernández. Equipo de Alergología Infantil Alpedia. Hospital Vithas Nisa Pardo de Aravaca (Madrid).
Cómo detectarlo
Debemos sospechar que nuestro hijo tiene asma si presenta tos persistente y/o sensación de falta de aire, dolor en el pecho o silbidos/pitos al respirar en determinadas épocas del año o cuando se encuentra en determinados lugares
(en la costa, en la montaña, etc.). También nos debe alertar si estos síntomas de tos o falta de aire le dan cuando está en contacto con animales o con la inhalación de aire frío, exposición indirecta al tabaco o a otros irritantes, mientras que si no está cerca de esos lugares o situaciones los síntomas desaparecen.
“En estos casos es frecuente que además curse con rinitis y/o conjuntivitis. También hay que sospecharlo cuando presenta estos síntomas siempre que se acatarra o cuando realiza ejercicio físico. Es muy característico que los síntomas empeoren por la noche y que incluso le despierten”, señala la experta.
Tratamiento
El asma infantil es de tipo alérgico. El tratamiento del asma infantil es similar al de los adultos, con medicamentos de control o mantenimiento, que deben administrarse a diario durante periodos prolongados, y medicamentos de alivio que se utilizan a demanda para tratar o prevenir la obstrucción de forma rápida. “Además del tratamiento farmacológico, en el niño y su familia es fundamental la educación en el asma, enseñando el uso correcto de los inhaladores, el control de los factores de riesgo, la identificación precoz de la crisis, el uso correcto del flujo respiratorio máximo [FEM], los planes de automanejo, etc., que conducirán a mejorar la calidad de vida de los mismos”, apunta la doctora Celia Pinto Fernández.
Cómo controlarlo
Tu hijo podrá llevar una vida normal siempre y cuando el asma esté bien controlada con los tratamientos adecuados y una supervisión médica periódica. “De hecho, con los tratamientos modernos, los asmáticos pueden alcanzar cualquier logro o reconocimiento, independientemente de su enfermedad. Hay muchos deportistas de élite que son asmáticos, como por ejemplo el nadador olímpico David Meca, Miguel Indurain, que fue cinco veces campeón del Tour de Francia, o el futbolista David Beckham”, recuerda la experta.
La alergia primaveral
La mayoría de los niños comienzan a tener síntomas a partir de los seis o siete años. No obstante, algunos empiezan antes, a partir de los tres o cuatro años, y en otros casos se manifiesta en edades posteriores”, aclara el doctor Javier Torres, del Grupo de Trabajo de Alergia Respiratoria y Asma de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Asma y Alergia Pediátricas.
Síntomas de la alergia
Los síntomas de la alergia primaveral son idénticos en niños y en adultos, aunque al principio, durante los primeros episodios, pueden despistar. “Sí puede ocurrir que en niños pequeños, la primera vez que ocurra no se sepa reconocerlos y se achaquen a resfriados”, apunta el doctor Torres. Los síntomas típicos de la alergia primaveral son la rinitis, la conjuntivitis y el asma, todos ellos provocados por “la reacción exagerada de la mucosa de las vías respiratorias y la conjuntiva ocular que muestran los alérgicos al contacto o inhalación de pólenes”, detalla el experto. Estos síntomas se concretan en:
Rinoconjuntivitis: con picor nasal, picor ocular y picor en la faringe y en el paladar, lagrimeo, estornudos, secreción nasal, obstrucción nasal... Todo ello muy molesto para el niño.
Asma: tos, sibilancias (pitidos), ahogo, sensación de opresión en el tórax, obstrucción de los bronquios. El asma es uno de los síntomas que más alarma a los padres y, tal como confirma el experto, “en determinadas semanas en que hay una gran cantidad de polen en suspensión
aumentan mucho las visitas a Urgencias pediátricas de niños con crisis de asma”.
¿Afecta más a una edad?
Los síntomas de la alergia primaveral son los mismos en cualquier etapa de la infancia: “La intensidad no depende de la edad”, confirma el especialista de la SEICAP.
No obstante, dependiendo del momento en que se presente la alergia, la afectación sobre determinadas áreas de la vida del niño puede ser mayor o menor. “Algunos niños necesitan quedarse en casa con las ventanas cerradas, usar mascarilla y gafas protectoras y evitar las excursiones al campo y pierden días de colegio, entre otras limitaciones”, resume Torres. Con respecto a la familia, la alergia del hijo también puede exigir cierta reorganización: “De forma colateral, la familia ve limitadas también sus actividades, los padres pierden jornadas laborales para cuidar de sus hijos o para visitar al pediatra y, en algunos casos, deciden pasar el mayor tiempo posible en localidades costeras”, destaca. El motivo de acercarse al mar es que en los ambientes con más nivel de humedad, el polen es más escaso.
¿Dónde acudir con el niño?
Aunque la alergia parece una enfermedad benigna, siempre hay que consultar con el pediatra ante los primeros síntomas. “Cuando un niño tiene rinoconjuntivitis primaveral, el primer escalón de asistencia sanitaria es el pediatra de Atención Primaria. Él es quien va a confirmar el diagnóstico de sospecha y, en su caso, va a indicar alguna prueba diagnóstica y/o un tratamiento inicial. Dependiendo de la gravedad y la respuesta al tratamiento en cada niño, el pediatra de Atención Primaria realizará la derivación a una unidad especializada de alergia pediátrica”, explica el doctor.
La importancia de vacunar
Los antihistamínicos y los corticoides deben combinarse con una vacuna en caso de alergia al polen; es lo que se conoce como inmunoterapia y sirve, entre otras cosas, para que el cuadro de rinitis no evolucione hasta el asma. “Son vacunas con extractos que contienen proteínas procedentes del polen y cuya función es inmunizar al paciente para que cada vez tenga menos síntomas y precise menos medicación”, aclara el doctor Torres de la SEICAP. La inmunoterapia, de hecho, es la única forma de curar la alergia ya que consigue “que el sistema inmune de cada paciente consiga elaborar mecanismos de bloqueo de la respuesta alérgica”. Las vacunas son personalizadas para cada paciente. “Para ello es fundamental que los niños con síntomas de alergia primaveral sean atendidos por pediatras alergólogos”, recomienda el especialista en alergiología respiratoria.
Los niños con alergias o antecendentes familiares de alergia tienen más probabilidades de desarrollar asma