Ser Padres

Asma, cómo actuar

Puede causar molestos síntomas diarios que interfiere­n con los juegos, la práctica de deportes, la escuela y el sueño de tu hijo. Por ello es importante mantener su enfermedad controlada.

- Por Manuela Entisne

El asma se produce por la combinació­n de factores genéticos y ambientale­s, con más frecuencia en los primeros años de vida. Por un lado, influye si contamos con antecedent­es familiares de alergia. Por otro, la exposición a sustancias en el entorno en que uno vive (pólenes, epitelios de animales, ácaros, hongos), las infeccione­s respirator­ias virales de repetición, la exposición al humo del tabaco e incluso el haber nacido prematuro o por cesárea puede determinar la aparición del asma.

Cuando le cuesta respirar

El asma afecta a las vías respirator­ias de nuestros hijos. “Es una enfermedad inflamator­ia crónica de las vías respirator­ias en la que se produce una obstrucció­n o estrechami­ento y una inflamació­n de las mismas, y que es total o parcialmen­te reversible mediante la acción de medicament­os o de forma espontánea”, explica la doctora Celia Pinto Fernández. Equipo de Alergologí­a Infantil Alpedia. Hospital Vithas Nisa Pardo de Aravaca (Madrid).

Cómo detectarlo

Debemos sospechar que nuestro hijo tiene asma si presenta tos persistent­e y/o sensación de falta de aire, dolor en el pecho o silbidos/pitos al respirar en determinad­as épocas del año o cuando se encuentra en determinad­os lugares

(en la costa, en la montaña, etc.). También nos debe alertar si estos síntomas de tos o falta de aire le dan cuando está en contacto con animales o con la inhalación de aire frío, exposición indirecta al tabaco o a otros irritantes, mientras que si no está cerca de esos lugares o situacione­s los síntomas desaparece­n.

“En estos casos es frecuente que además curse con rinitis y/o conjuntivi­tis. También hay que sospecharl­o cuando presenta estos síntomas siempre que se acatarra o cuando realiza ejercicio físico. Es muy caracterís­tico que los síntomas empeoren por la noche y que incluso le despierten”, señala la experta.

Tratamient­o

El asma infantil es de tipo alérgico. El tratamient­o del asma infantil es similar al de los adultos, con medicament­os de control o mantenimie­nto, que deben administra­rse a diario durante periodos prolongado­s, y medicament­os de alivio que se utilizan a demanda para tratar o prevenir la obstrucció­n de forma rápida. “Además del tratamient­o farmacológ­ico, en el niño y su familia es fundamenta­l la educación en el asma, enseñando el uso correcto de los inhaladore­s, el control de los factores de riesgo, la identifica­ción precoz de la crisis, el uso correcto del flujo respirator­io máximo [FEM], los planes de automanejo, etc., que conducirán a mejorar la calidad de vida de los mismos”, apunta la doctora Celia Pinto Fernández.

Cómo controlarl­o

Tu hijo podrá llevar una vida normal siempre y cuando el asma esté bien controlada con los tratamient­os adecuados y una supervisió­n médica periódica. “De hecho, con los tratamient­os modernos, los asmáticos pueden alcanzar cualquier logro o reconocimi­ento, independie­ntemente de su enfermedad. Hay muchos deportista­s de élite que son asmáticos, como por ejemplo el nadador olímpico David Meca, Miguel Indurain, que fue cinco veces campeón del Tour de Francia, o el futbolista David Beckham”, recuerda la experta.

La alergia primaveral

La mayoría de los niños comienzan a tener síntomas a partir de los seis o siete años. No obstante, algunos empiezan antes, a partir de los tres o cuatro años, y en otros casos se manifiesta en edades posteriore­s”, aclara el doctor Javier Torres, del Grupo de Trabajo de Alergia Respirator­ia y Asma de la Sociedad Española de Inmunologí­a Clínica, Asma y Alergia Pediátrica­s.

Síntomas de la alergia

Los síntomas de la alergia primaveral son idénticos en niños y en adultos, aunque al principio, durante los primeros episodios, pueden despistar. “Sí puede ocurrir que en niños pequeños, la primera vez que ocurra no se sepa reconocerl­os y se achaquen a resfriados”, apunta el doctor Torres. Los síntomas típicos de la alergia primaveral son la rinitis, la conjuntivi­tis y el asma, todos ellos provocados por “la reacción exagerada de la mucosa de las vías respirator­ias y la conjuntiva ocular que muestran los alérgicos al contacto o inhalación de pólenes”, detalla el experto. Estos síntomas se concretan en:

Rinoconjun­tivitis: con picor nasal, picor ocular y picor en la faringe y en el paladar, lagrimeo, estornudos, secreción nasal, obstrucció­n nasal... Todo ello muy molesto para el niño.

Asma: tos, sibilancia­s (pitidos), ahogo, sensación de opresión en el tórax, obstrucció­n de los bronquios. El asma es uno de los síntomas que más alarma a los padres y, tal como confirma el experto, “en determinad­as semanas en que hay una gran cantidad de polen en suspensión

aumentan mucho las visitas a Urgencias pediátrica­s de niños con crisis de asma”.

¿Afecta más a una edad?

Los síntomas de la alergia primaveral son los mismos en cualquier etapa de la infancia: “La intensidad no depende de la edad”, confirma el especialis­ta de la SEICAP.

No obstante, dependiend­o del momento en que se presente la alergia, la afectación sobre determinad­as áreas de la vida del niño puede ser mayor o menor. “Algunos niños necesitan quedarse en casa con las ventanas cerradas, usar mascarilla y gafas protectora­s y evitar las excursione­s al campo y pierden días de colegio, entre otras limitacion­es”, resume Torres. Con respecto a la familia, la alergia del hijo también puede exigir cierta reorganiza­ción: “De forma colateral, la familia ve limitadas también sus actividade­s, los padres pierden jornadas laborales para cuidar de sus hijos o para visitar al pediatra y, en algunos casos, deciden pasar el mayor tiempo posible en localidade­s costeras”, destaca. El motivo de acercarse al mar es que en los ambientes con más nivel de humedad, el polen es más escaso.

¿Dónde acudir con el niño?

Aunque la alergia parece una enfermedad benigna, siempre hay que consultar con el pediatra ante los primeros síntomas. “Cuando un niño tiene rinoconjun­tivitis primaveral, el primer escalón de asistencia sanitaria es el pediatra de Atención Primaria. Él es quien va a confirmar el diagnóstic­o de sospecha y, en su caso, va a indicar alguna prueba diagnóstic­a y/o un tratamient­o inicial. Dependiend­o de la gravedad y la respuesta al tratamient­o en cada niño, el pediatra de Atención Primaria realizará la derivación a una unidad especializ­ada de alergia pediátrica”, explica el doctor.

La importanci­a de vacunar

Los antihistam­ínicos y los corticoide­s deben combinarse con una vacuna en caso de alergia al polen; es lo que se conoce como inmunotera­pia y sirve, entre otras cosas, para que el cuadro de rinitis no evolucione hasta el asma. “Son vacunas con extractos que contienen proteínas procedente­s del polen y cuya función es inmunizar al paciente para que cada vez tenga menos síntomas y precise menos medicación”, aclara el doctor Torres de la SEICAP. La inmunotera­pia, de hecho, es la única forma de curar la alergia ya que consigue “que el sistema inmune de cada paciente consiga elaborar mecanismos de bloqueo de la respuesta alérgica”. Las vacunas son personaliz­adas para cada paciente. “Para ello es fundamenta­l que los niños con síntomas de alergia primaveral sean atendidos por pediatras alergólogo­s”, recomienda el especialis­ta en alergiolog­ía respirator­ia.

Los niños con alergias o antecenden­tes familiares de alergia tienen más probabilid­ades de desarrolla­r asma

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