Calentamiento
Mantenerse activa y asistir a las clases de preparación al parto pueden facilitar que este sea vaginal. ¡Pero olvídate de las fórmulas mágicas de tu vecina o las que ves en internet! No están comprobadas científicamente.
Para la mayoría de las mujeres embarazadas se recomienda al menos 30 minutos de ejercicio de intensidad moderada en la mayoría de los días de la semana. Si puedes hacerlo todos, mejor. Si hace tiempo que no haces ejercicio, comienza con tan solo 10 minutos de actividad física al día. Aumenta hasta llegar a 15 minutos, luego 20 minutos, y así sucesivamente, hasta que alcances por lo menos 30 minutos al día. Si ya hacías deporte antes, puedes seguir practicándolo con la misma intensidad a no ser que tu médico te lo haya desaconsejado. Recuerda hidratarte antes, durante y después del deporte. Comienza con un calentamiento. Sentada en una pelota de fitball (si no tuvieras, puedes hacerlo de pie), moviliza la pelvis adelante y atrás y a la izquierda y derecha con círculos en ambos lados.
Tumbada boca arriba, con piernas flexionadas y manos debajo del diafragma, levanta el glúteo con la espalda recta 20 veces. Realiza dos series. La cadena posterior (glúteos e isquiotibiales) tiende a ser la gran olvidada y solemos dejar todo nuestro trabajo al cuádriceps. Esto puede conducir a dolor de rodilla y de espalda debido a la dominación de un músculo sobre otro, llegando incluso a causar lesiones. Hacer el puente fortalece la musculatura que estabiliza tus rodillas, no solo el cuádriceps, sino también los isquiotibiales o el glúteo, por lo que ayuda a aportar estabilidad a la articulación de las rodillas.
Cuando nos quedamos embarazadas, solemos pensar que daremos a luz por vía vaginal. Sin embargo, en muchas ocasiones esto no es posible. Ante todo, se busca que el parto preserve tanto la salud de la madre como la del bebé. ¿Existen algunos casos en los que la cesárea podría evitarse? Resolvemos tus dudas.
Cuándo se recomienda la cesárea
Como explica la doctora Sandra Ortega, ginecóloga de Vithas Castellón, “las causas más frecuentes de cesárea son: placenta previa (cuando la placenta crece obstruyendo el canal de parto), si el bebé está de nalgas, en transversa u oblicuo, cuando existe macrosomia (el peso fetal estimado es igual o superior a 4500 g), cuando ya ha habido dos o más cesáreas anteriores o si en la cesárea previa se realizó una incisión vertical en el útero”.
Además, la cesárea puede indicarse cuando ya se está de parto si la cabeza del bebé no entra en el canal de parto o cuando la dilatación no progresa en un tiempo determinado. También puede ser necesaria si se debe finalizar la gestación porque no se alcanzan las condiciones
obstétricas de parto o se observa que el bebé está mal colocado durante el trabajo de parto. “Hay una patología que puede afectar tanto al feto como a la madre, que es la eclampsia y, mucho menos frecuente, la embolia de líquido amniótico. Ambas son emergencias obstétricas que requieren de cesárea. También hay que hacerla cuando la madre tenga contraindicado un parto vaginal por riesgo severo de desprendimiento de retina, si tiene una enfermedad cardiaca, ósea de cadera o acondroplasia (enanismo)”, señala la experta.
Por otro lado, las cesáreas urgentes se realizan cuando hay riesgo de pérdida de bienestar fetal, si se desprende la placenta, hay prolapso de cordón (el cordón sale antes que el bebé del útero) o existe rotura uterina.
Objetivo: madre e hijo sanos
Las cesáreas bien indicadas son necesarias para preservar tu salud y la de tu bebé. “Hay que individualizar cada indicación y en lo posible inducir a las embarazadas solo cuando sea necesario y siempre intentando respetar la fisiología y el tiempo de dilatación, ofreciendo libertad de movimientos y estimulando la autoconfianza, para lograr un parto con éxito”, advierte la doctora Sandra Ortega.
La importancia del ejercicio
Intenta mantenerte activa siempre, estés o no embarazada. Un estudio realizado ha mostrado que las mujeres embarazadas sedentarias durante el segundo y el tercer trimestre y que practican menos actividad física dan a luz mediante cesárea en mayor medida que aquellas que realizan ejercicio de cualquier intensidad. Las mujeres activas suelen tener más partos vaginales. También tienen más posibilidades de cesárea las embarazadas con miomas, hipertensión o diabetes.
Clases de preparación al parto
Si acudes a las clases de preparación al parto estarás mejor preparada física y mentalmente para poder evitar una cesárea. Por otro lado, es de gran ayuda controlar el estrés, practicar técnicas de relajación y mantener el peso adecuado llevando una dieta equilibrada.
El cuidado de la piel
Las estrías son uno de los problemas estéticos que más nos preocupan cuando estamos embarazadas. La piel se estira mucho en esta etapa y es fácil que se produzcan pequeñas roturas por la falta de elasticidad que desemboquen en estrías en el pecho, la tripa o las caderas. Para prevenirlas, hidrata tu piel durante todo el embarazo aplicando una crema hidratante o un aceite indicado para embarazadas al menos dos veces al día. Las cremas antiestrías cuentan con sustancias que favorecen la formación de fibras elásticas y de colágeno y tienen activos reparadores (centella asiática o ácido hialurónico).
El ejercicio físico, la dieta y las clases de preparación al parto pueden ser tus aliados