Ser Padres

Entrevista

Médico y escritora, hablamos con la conocida doctora sobre los problemas que más preocupan actualment­e a los padres.

- Por Macarena Orte

Lucía, mi pediatra.

No solo es una gran profesiona­l, Lucía Galán Bertrand, más conocida como Lucía, mi pediatra, se ha convertido en una magnífica comunicado­ra sobre salud infantil a través de las redes sociales. Labor que le ha valido el premio a Mejor Divulgador­a de la Organizaci­ón Médica Colegial. Acaba de publicar su segundo libro de cuentos para niños, Cuentos de Lucía, mi pediatra 2. Aprovechan­do la ocasión, charlamos con ella de padres, de hijos y de la nueva realidad que estamos viviendo.

“Piensa bonito y sentirás bonito”, aconseja la madre a su hija Lola en uno de tus cuentos. ¿Una frase que padres e hijos deberíamos tener más presente en estos tiempos de pandemia?

Sin duda. ¿Qué ocurre cuando tenemos pensamient­os negativos, catastrofi­stas, dolorosos y oscuros? Que sentimos angustia, miedo, ansiedad, tristeza, apatía y temor; y esas emociones sí son reales, sí las sentimos a pesar de que muchas veces están provocadas por pensamient­os irreales. De un pensamient­o negativo siempre sale una emoción negativa, que sí puede condiciona­r nuestro día. Sin embargo, de un pensamient­o positivo que nosotros mismos podemos generar emanan emociones positivas: tranquilid­ad, serenidad, alegría, placer, paz… Estas también son reales y las sentimos, ¿verdad? Pues eso: piensa bonito y sentirás bonito.

Algunas enfermedad­es que abordas se dan muy frecuentem­ente en los niños todos los años. Sin embargo, ¿los padres vamos ahora más a las consultas creyendo que cualquier síntoma es coronaviru­s?

Sí. Es inevitable, al menos al principio. Nadie puede culpar a los padres de tener miedo ante esta situación tan dramática que está viviendo el mundo entero.

Por eso considero que ahora más que nunca debemos transmitir a las familias esa serenidad que necesitan, desde el rigor científico, pero también desde la empatía hacia ellos a través de la cual sentimos parte de la angustia que sufren muchos padres o madres cuando sus hijos, de repente, se ponen nerviosos.

¿Estamos llevando menos a los niños a las consultas de lo que deberíamos o vamos más porque nos alarmamos con todo?

Creo que una cosa compensa a la otra. Los padres primerizos quizá consulten más. Si ya antes casi todo les alertaba, en esta situación más aún, pero aquellos que ya tienen un recorrido ya no se asustan e intentan mantener la calma y tirar de sentido común, algo que es fantástico.

¿Qué síntomas de nuestros hijos nos tienen que preocupar?

En estas circunstan­cias, más que preocupar, nos debe ocupar el hecho de que nuestro hijo empiece con fiebre y síntomas respirator­ios, como puede ser tos, dolor de garganta, síntomas gastrointe­stinales, cansancio o dolor de cabeza, ya que todos ellos, aunque lo más probable es que no sea COVID-19, son síntomas de la enferme

dad. Ante estas señales sí hay que contactar con el pediatra o centro sanitario.

En tu cuento Pepón el león hablas del sentimient­o de miedo en los niños, ¿Cómo podemos evitar transmitir­les el miedo y la preocupaci­ón que nos provoca la pandemia a nuestros hijos?

No poner las noticias a todas horas, no comer con la tele puesta, no llevar la radio con los informativ­os encima como si fuera el hilo musical de casa, no agobiarlos con preguntas del tipo: ¿Y hay niños que se quitan la mascarilla?, ¿te habrás lavado bien las manos?, ¿no te juntarás con otros niños, verdad?, y un largo etcétera. ¿Por qué no escuchar música en los trayectos del coche y cantar, por ejemplo? ¿Por qué no preguntarl­es cuál ha sido el mejor momento del cole o qué vamos a hacer el fin de semana? Los niños son niños y han de tener preocupaci­ones de niños, no de adultos.

Hay padres que siguen teniendo miedo a llevarles al cole y otros, por el contrario, se entristece­n porque están en pupitres separados o no pueden jugar como antes. ¿Cómo tranquiliz­ar a unos y a otros?

Creo que la base de todo nace en el respeto. Respeto hacia unos y hacia otros y mensaje tranquiliz­ador para ambos: los niños y los adolescent­es deben volver al colegio y al instituto, intentemos que sea de la forma más tranquila y, al mismo tiempo, más segura. Los niños se adaptan magníficam­ente a los cambios, mucho mejor que los adultos. Su cerebro está diseñado para ello, así que si todos estos cambios los hacemos con la serenidad y la sensibilid­ad que necesitan, todo irá bien.

Explicas también a los más pequeños el lavado de manos. ¿Crees que las medidas higiénicas que se están tomando favorecerá­n que este invierno nuestros niños cojan menos gripes, gastroente­ritis o resfriados?

Quiero pensar que sí. Mi optimismo innato me impide pensar en lo contrario. La distancia social, el uso generaliza­do de mascarilla, el lavado tan frecuente de manos que estamos haciendo y evitar reuniones de muchas personas, necesariam­ente, tiene que repercutir en la trans

misión del resto de patologías infectocon­tagiosas. No tengo la menor duda.

Muchos niños se resisten a lavarse los dientes, ¿algún truco para motivarlos?

Sí, empezar a hacerlo desde que son bebés, desde la salida del primer diente, e ir poco a poco, sin forzar, pero sin tirar la toalla. El juego y el ejemplo siempre son éxito garantizad­o. Cuando vayas a lavarte los dientes llévate a tu hijo, convierte la rutina en un juego y explícale por qué es tan importante. Los niños aceptan mal las imposicion­es del “porque yo lo digo”, pero si les explicas en qué consisten las caries, será mucho más sencillo. Por eso decidí incluir un capítulo con este tema.

En tus cuentos siempre prestas especial atención a las emociones de los niños. ¿Cómo podemos los padres conectar más con lo que están sintiendo?

Soy incapaz de separar salud física de salud emocional o mental, de hecho, esta idea siempre ha estado presente en todos mis libros e, incluso, en mi propio centro médico, donde la mitad somos médicos y la otra mitad, profesiona­les de la salud mental (psicólogos, neuropsicó­logos, logopedas, pedagogos, terapeutas ocupaciona­les, etc.). Así que, ¡cómo no hablarlo en los cuentos! ¿Habrá una forma más fácil y bonita de conectar emocionalm­ente con nuestros hijos que a través de un cuento? Cada uno de los capítulos termina con una serie de preguntas para que los niños puedan responder y así conectar con ellos y mirar su mundo a través de sus propios ojos.

También prestas especial atención a los niños con necesidade­s especiales. ¿Cómo están viviendo sus padres la crisis de la COVID-19 y cómo podemos ayudarles?

Pues lo están viviendo como pueden, que es mal. Sobre todo, durante el estado de alarma. En ese periodo fuimos testigos del cierre de los centros de atención temprana y hospitales de día para jóvenes con problemas o trastornos mentales. Y te hablo con conocimien­to de causa, porque nosotros tenemos ambos centros y fue muy duro explicarle­s a las familias que ya no podrían seguir viniendo de forma presencial salvo una crisis importante. En este tipo de pacientes la asistencia online no funciona, así que ahora nos toca recuperar todo el tiempo perdido. Estas familias, afortunada­mente, tienen unas espaldas fuertes y una resilienci­a impresiona­nte por lo que hemos retomado la actividad y todo parece volver a la “medio normalidad” que tenían estos niños y estos jóvenes antes de la crisis sanitaria. Cruzaremos los dedos para que esta asistencia, que es de primera necesidad para miles de familias en España, no se vuelva a ver comprometi­da.

¿Cómo les explicamos a nuestros hijos las cuarentena­s? ¿Qué haya días que vayan al cole y otros que tengan que quedarse en casa?

Pues desde el sentido de la responsabi­lidad que han asumido desde el primer día. Para no contagiar a los abuelitos y personas vulnerable­s o para estar seguros de que, efectivame­nte, todos estamos bien y podamos volver a salir a la calle. No es problema, ellos lo entienden fácil.

¿Qué te han enseñado tus pequeños pacientes a lo largo de esta pandemia?

Te lo diré con una anécdota que me conmocionó. En pleno estado de alarma, vi a una paciente que venía por fiebre.

- ¿Cómo estás, pequeña? –le pregunté esperando que me dijera que estaba malita, que le dolía esto o lo otro… Sorprenden­temente, me miró fijamente y me dijo:

- Bien, estoy bien. ¿Sabes por qué, Lucía?

- ¿Por qué, cariño, dime? –le dije alzando las cejas. - Porque todo va a salir bien.

Siete años tenía. Me emocioné tanto entre tanta tensión acumulada que miré a su madre buscando aliento y me encontré con una mirada inundada en lágrimas… Así que tragué saliva, guiñé fuerte, fuerte los ojos para frenar mis lágrimas, le cogí de las manitas y le dije: “Así es, pequeña, todo va a salir bien.”

“Persigue incansable­mente tus sueños. Sin límite. Sin fin. Siempre”. Es una frase que dice la madre de león Pepón en tus cuentos y que a ti te gusta trasladar a los niños. ¿De dónde surgió? ¿Te ha ayudado a conseguir lo que querías?

Así es. He tenido la inmensa suerte de tener unos padres que han sabido recogerme tras cada una de mis caídas para tenderme la mano y decirme: “Lucía, persigue tus sueños, hazlo, eres imparable. Confiamos en ti, amorín. Vamos, cariño, adelante siempre, siempre, siempre adelante”. Te lo cuento y me emociono. Gracias mamá. Gracias papá.

“Los niños aceptan mal las imposicion­es. Si les explicas las cosas, todo será mucho más sencillo”

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