¿Habrá baby-boom?
Los expertos lo descartan. La incertidumbre sanitaria y económica unida a los problemas de convivencia son los principales motivos que hacen que las mujeres eviten quedarse embarazadas.
Después de la COVID-19.
La tasa de natalidad ha ido descendiendo año tras año en la última década hasta reducirse en un 30 %. Aunque tradicionalmente después de un conflicto armado, como la Segunda Guerra Mundial, o una crisis económica ha habido repuntes en esta tasa, los expertos de Top Doctors no creen que vaya a ocurrir un baby boom tras la COVID-19. “Se ha visto que muchas parejas han demorado su deseo de ser padres debido a problemas económicos, preocupación por la afectación del coronavirus en el embarazo o en el recién nacido y por problemas de convivencia en el confinamiento, ya que, de hecho, han aumentado los divorcios. Por lo que no prevemos que vaya a haber un pico elevado de nacimientos en los próximos meses”, afirma la doctora Vega Cabezuelo Sánchez, de la Unidad de la Mujer del Hospital Ruber Internacional de Madrid.
Miedo a la incertidumbre
Existe tanta preocupación por quedarse en paro, por si sobrevirirá el negocio que con tanto esfuerzo se montó, que mucha gente toma la decisión de no tener otro bebé porque teme que las circunstancias económicas puedan dificultar su crianza. Incluso cuando haya vacuna y los casos por coronavirus desciendan, las parejas en edad fértil miran con escepticismo el futuro que les espera. Pueden llegar a pasar años hasta que muchas de ellas vuelvan a tener confianza en la situación económica y, para entonces, su fertilidad puede verse comprometida, lo que propicie que un porcentaje nada desdeñable renuncie definitivamente a la maternidad.
La salud y la atención importan
Por otro lado, algunas mujeres desconfían en que la situación sanitaria mejore el año que viene. Las intervenciones y consultas no urgentes se han retrasado y el año que viene toca rescatar a todos esos pacientes. Además, la ansiedad y estrés que les ha provocado la pandemia ha hecho que se replanteen lo de tener hijos.
Más madres solteras
Dar el paso hacia la maternidad en solitario es una tendencia al alza desde hace ya varios años y los expertos creen que podría verse incentivada por los cambios en los modelos de trabajo propiciados por el coronavirus. Actualmente, el 90 % de la demanda de los bancos de inseminación artificial es de mujeres sin pareja masculina, de las cuales la mitad son madres solteras y la otra mitad, mujeres con pareja femenina. “Algunos de los cambios en los hábitos que hemos adquirido en los últimos meses probablemente permanezcan tras la pandemia, como el teletrabajo y la teleconsulta. Esto permitirá a muchas parejas y mujeres solas replantearse su planificación familiar y animarse a tener un hijo al contar con mayor disponibilidad para cuidarlos”, explica la doctora Sylvia FernándezShaw, responsable de URH García del Real, unidad de reproducción asistida del Instituto de Medicina EGR y miembro de Top Doctors.
Puede que el sentido más desarrollado del feto sea el oído. Aunque el bebé está completamente rodeado por líquido amniótico, en el vientre materno las ondas sonoras viajan cuatro veces más rápido que por el aire, por lo que tiene mucho que escuchar. Los primeros sonidos que oirá sobre la semana 13 serán los del cuerpo de su madre, como los latidos del corazón, la corriente del flujo sanguíneo, la respiración y los ruidos intestinales. Sin embargo, los efectos beneficiosos de la música en la gestación pueden trasladarse incluso al periodo embrionario. Investigaciones recientes han demostrado que exponer a embriones de fecundación in vitro a melodías agradables aumenta el éxito de que salgan adelante y mejora el desarrollo embrionario.
Sonidos de dentro y fuera
El bebé hace sus propios ruidos al moverse en el útero, pero también puede escuchar sonidos del mundo exterior. Las paredes del útero, junto con el abdomen, actúan como filtro de las frecuencias más altas. Todos los sonidos de fuera le llegarán distorsionados y los más altos, amortiguados. El sonido de la voz de la madre será distinto al del resto porque viaja directamente a través de los fluidos del cuerpo. Esto puede ayudar al bebé a desarrollar el vínculo con ella.
Relajante para cualquier ser vivo
Pero la música no solo tiene efectos positivos en el bebé gestante. Existen numerosos estudios sobre sus beneficios en plantas y animales. Por ejemplo, “la clásica amansa a los perros y la heavy metal les pone de los nervios”, según afirma David Nieto, adiestrador canino y profesor de etología en diversas universidades españolas. Por otro lado, un poco de melodía clásica puede ayudar a que las plantas crezcan mucho más verdes y felices. En el caso del hombre, la música reduce la ansiedad, contribuye a paliar el dolor, estimula el cerebro de enfermos de Alzheimer o Parkinson, fortalece el sistema inmunológico, potencia la memoria, aumenta el optimismo, combate el dolor de cabeza y reduce la presión arterial.