Los que no deben faltarte.
Durante la gestación, hay un aumento de las necesidades de energía, proteínas, vitaminas y minerales. Una dieta saludable será suficiente, pero pueden ser necesarios algunos suplementos.
Nuestra salud -o la buena salud- empieza antes de nacer. Y la alimentación juega un papel crucial para que el bebé nazca sano y fuerte. Por ello, tanto los médicos como los especialistas en nutrición insisten en el buen asesoramiento de la madre, para que sepa qué nutrientes son indispensables para una buena gestación. En realidad, no hay que cambiar nuestra forma de comer (siempre que sea saludable y variada). Solo hay que alimentarse correctamente teniendo en cuenta algunos consejos.
¿Por qué es importante la dieta?
Siempre y, sobre todo, cuando se está planeando un embarazo, “hay que tener una buena dieta mediterránea, realizar cinco comidas al día, evitar ayunos prolongados y comer cada tres horas para no tener fuertes caídas de glucosa“, explica la doctora Sandra Ortega, ginecóloga del Hospital Vithas Castellón. Además, es aconsejable reducir el aporte de grasas, repartir los hidratos de carbono a lo largo del día, evitar dulces y aumentar la ingesta de vitaminas y minerales. Teniendo en cuenta que “la salud comienza antes de nacer”, es importante el consumo de DHA (omega 3), que contribuye al desarrollo cognitivo y la capacidad visual del niño, recomienda la especialista en ginecología. Este nutriente lo encontramos en los pescados de agua fría como el salmón, la caballa, el atún, el arenque, los frutos secos o el aguacate. Asimismo, el hierro y ácido fólico, para prevenir estados anémicos y malformaciones en el sistema nervioso del embrión, son esenciales. Lo encontramos en carnes rojas,
mariscos, verduras de hoja verde. Por otro lado, la vitamina D, cuya fuente principal es el sol, está comprobado que reduce el riesgo de diabetes gestacional.
Cuidado con los déficits nutricionales
Como vemos, “la nutrición desempeña un rol importante en el crecimiento y desarrollo fetal, por lo que el déficit de micronutrientes durante el embarazo tiene serias consecuencias en el feto”, advierte la especialista. Por ejemplo, el déficit de hierro provoca anemia en la madre con riesgo de parto prematuro, bajo peso al nacer o defectos congénitos en el feto o sepsis puerperal (un proceso infeccioso). El déficit de vitamina D, por su parte, se asocia a mayor riesgo de preclamsia, diabetes mellitus y parto prematuro. Por otro lado, la carencia de ácido fólico provoca defectos del tubo neural como espina bífida y mielomeningocele. No consumir el yodo suficiente, por su parte, provoca la aparición de bocio, hipotiroidismo con más riesgo de sufrir abortos y muerte fetal. “Afortunadamente, en cada trimestre se realiza una analítica de sangre valorando los niveles de hierro, hemoglobina, ferritina, calcio y vitamina D, así como hormonas tiroideas, de esta manera se personalizan las necesidades de cada embarazada, indicándole suplementos o refuerzos dietéticos”, asegura la doctora Sandra Ortega. Hay que recordar, además, que no alimentarse correctamente también acarrea consecuencias para la madre y el bebé. “La desnutrición materna aumenta el riesgo de muerte prenatal, bajo peso del recién nacido o niños pequeños para la edad gestacional. Además de la alimentación, debemos aconsejar a controlar el estrés y la ansiedad y abandonar hábitos tóxicos, como fumar, por no decir el riesgo y los peligros que entrañan el consumo de alcohol y drogas”, recuerda.
Los suplementos en el embarazo
“Durante la gestación hay un aumento de las necesidades tanto de energía (combustible de nuestro cuerpo) como de proteínas, vitaminas y minerales”, indica la nutricionista Lorena Afonso Martínez, del Hospital Vithas Vigo. Muchas de estas necesidades, a través de una alimentación saludable y suficiente, se pueden cubrir sin necesidad de suplemento (siempre y cuando no haya un problema de base),“pero hay otras que necesitan de un suplemento farmacológico para no arriesgarnos a sufrir carencias”, añade. Estas recomendaciones están indicadas para mujeres embarazadas sanas. En caso de que tengan algún problema de salud, las recomendaciones se deberán individualizar y siempre bajo las directrices del personal sanitario cualificado. También vienen acompañadas de una alimentación sa
ludable. Por tanto, “la suplementación debe de ser personalizada y controlada por un profesional sanitario con formación y experiencia adecuadas”, insiste. No siempre en esta etapa se recomienda la misma suplementación a todas las futuras mamás. “Lo más recomendado, por norma general, son ácidos grasos poliinsaturados de primera presión en frío, como el aceite de onagra; ya que estos ácidos grasos suelen estar frecuentemente carenciados debido a nuestra alimentación actual, rica en omega 6 refinado. Los ácidos grasos linoleico y gama-linoleico, ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) de la familia omega 6, son indispensables para la vida celular. Precursores de las prostaglandinas de tipo 1 (PG1) que poseen propiedades antiinflamatorias e inmunomoduladoras; tienen acción sobre el sistema nervioso, hormonal y cardiovascular y, además, mantienen la elasticidad de los tejidos cutáneos y comunicaciones intercelulares”, explica la nutricionista.
Complejos vitamínicos, sí o no
“Prácticamente todos los estudios sugieren no suplementar con complejos multivitamínicos durante la gestación, ya que no son necesarios para muchas mujeres y, en algunos casos, incluso son nocivos”, señala la nutricionista. Sin embargo, si el especialista detecta que llevamos una alimentación poco adecuada es posible que nos recomiende una suplementación con ciertas vitaminas y minerales, especialmente las del grupo B, y tener un control del hierro y suplementarlo previamente si fuese necesario. Pero siempre se intentará recomendar una buena dieta. “Por encima de toda suplementación, lo más importante es tener una alimentación saludable, libre de tóxicos y equilibrada y, si no hay problemas de malabsorción, el cuerpo ya va a disponer de todos los nutrientes que precisa a través de la dieta.
Los alimentos‘prohibidos’
Cualquier alimento crudo forma parte de la lista de los prohibidos. Dentro de este grupo se encuentran moluscos, crustáceos, el foie, los pescados ahumados o en salazón. El sushi solo se puede consumir si ha sido congelado previamente a -20 ºC durante 24-48 horas. La carne, cuanto más hecha, mejor. Es importante evitar los quesos sin pasteurizar, blancos o azules, por el riesgo de contener listeria, mientras que los embutidos y fiambres no cocidos podrían ser portadores de toxoplasmosis, por lo que también es recomendable evitar su ingesta. Hay estudios recientes que afirman que el jamón curado durante más de 20 meses elimina la toxoplasmosis en caso de haberla, “pero mejor no arriesgarse. Sí se puede tomar carnes, pescados y huevos, siempre que estén bien cocinados. Además, son excelentes para el desarrollo del embrión”, indica la nutricionista Paloma Ramos.