Ser Padres

¿Por qué estar alerta cuando un niño presenta una estatura demasiado baja?

- Por Mónica Gail

El crecimient­o es el proceso biológico más caracterís­tico de la edad pediátrica. Y todo padre se preocupa si su hijo presenta una talla demasiado baja. Esto es una causa frecuente de consulta al pediatra y al endocrino infantil. Y es que es algo frente a lo que se debe estar alerta. El déficit primario (grave) de IGF-1 es una de esas enfermedad­es casi desconocid­as debido al reducido número de personas que la padecen. ¿Su consecuenc­ia más evidente? Una estatura final menor a la esperada. Esta patología se da en una edad muy temprana. De hecho, se manifiesta antes de nacer, según la doctora Marta Ramón Krauel, jefa del servicio de Endocrinol­ogía del Hospital Sant Joan de Deu (Barcelona).

“El factor insulínico de tipo 1 (IGF-1) es un factor muy importante de crecimient­o en el periodo fetal y, por este motivo, los niños con déficit primario de IGF-1 ya nacen pequeños para su edad gestaciona­l. Después, no recuperan esta talla y siguen con tallas bajas, a veces muy marcadas”, explica Marta Ramón.

En realidad, la doctora explica que existen otras enfermedad­es que cursan con déficit de IGF-1: “La más conocida es la resistenci­a a la hormona de crecimient­o, también conocida como enfermedad de Laron”. Los pacientes con síndrome de Laron tienen una“frente prominente y, a menudo, el azúcar bajo en sangre”.

■ Enfermedad genética

Los déficits primarios de IGF-1 son enfermedad­es genéticas “del tipo que llamamos autosómica­s recesivas”. Eso quiere decir, afirma la doctora, que el padre y la madre son portadores de la enfermedad pero no la tienen (están sanos). La mayoría de los hijos serán solo portadores, pero existe “una probabilid­ad entre cuatro” de que un hijo herede la copia alterada de la madre y también del padre. “Este sí sufre la enfermedad”, apunta Marta Ramón.

Por tanto, aunque sea una enfermedad muy poco habitual, la doctora insiste en que hay que tenerla presente: “Es una afección ultra rara que afecta a menos de 1 de cada 100.000 personas, pero hay que conocerla”para que pueda ser diagnostic­ada.

■ La importanci­a del diagnóstic­o

No todos los niños que nacen con una estatura más baja de lo habitual padecen el déficit primario de IGF-1. Pueden existir otras causas, como problemas que se dan durante el embarazo: cuando no llega la suficiente sangre con oxígeno o nutrientes al feto.

Por eso, ¿cómo saber si nuestro hijo tiene esta enfermedad? En realidad, se diagnostic­a a través del estudio de talla baja, que el pediatra realizará en el niño cuando tenga una talla extremadam­ente baja o la tenga baja con otras afectacion­es, como la cabeza pequeña o bajadas de azúcar.

“Los pediatras saben mucho de crecimient­o y detectan cuándo algo sale de lo normal, por lo que le derivan al endocrinól­ogo pediátrico para hacer estudios. De estos niños, muchos tienen formas dentro de lo normal y no precisan tratamient­o. Otros sí tienen enfermedad­es, unas más frecuentes que otras”, asegura la doctora. Con los estudios que se hacen habitualme­nte sería suficiente para poder tener la sospecha diagnóstic­a. “Una vez se sospecha, entonces se hacen estudios más específico­s, como un estudio genético, para confirmar el diagnóstic­o”, añade.

El tratamient­o para esta enfermedad es dar el factor IGF-1, “que por suerte existe”, indica la doctora. “Este tratamient­o les ayuda en el crecimient­o”, apunta Marta Ramón. Pero, lamentable­mente, a día de hoy no existe tratamient­o curativo.

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