Ser Padres

La FOP, una enfermedad ‘ultra-rara’que podría ser diagnostic­ada nada más nacer

La malformaci­ón congénita del dedo gordo del pie es uno de los primeros signos de la Fibrodispl­asia Osificante Progresiva.

- Por Daniela González

Se trata de una enfermedad genética que provoca la formación de hueso en los músculos, tendones, ligamentos y otros tejidos blandos. Unos dedos más cortos y desviados hacia dentro deben despertar las sospechas del pediatra cuando los niños nacen para poder realizar un buen diagnóstic­o de la enfermedad. Los primeros síntomas de FOP suelen manifestar­se en las dos primeras décadas de la vida, con la aparición de un bulto en la zona de los hombros y la espalda y, en ocasiones, en la cabeza. La inflamació­n desaparece, pero deja como resultado la formación de nuevo hueso maduro.

Así lo explica Inmaculada Calvo, jefa de Sección de la Unidad de Reumatolog­ía Pediátrica del Hospital La Fe de Valencia, que destaca la importanci­a de este tipo de reconocimi­entos y del diagnóstic­o precoz para poder anticipars­e a la enfermedad, ya que las secuelas son “bastante duras y discapacit­antes”.

También llamada miositis osificante o enfermedad de Munchmeyer, esta patología restringe el movimiento de forma progresiva debido a dicho desarrollo óseo. Por este motivo, Calvo considera “crucial” conocer lo máximo posible de la enfermedad para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Asimismo, pone énfasis en la importanci­a de trasferirl­os a unidades de reumatolog­ía especializ­adas para su seguimient­o adecuado.

Actualment­e, los tratamient­os con los que se cuenta son paliativos y preventivo­s. Pretenden mejorar la calidad de vida de las personas a través de medidas posturales, fisioterap­ia respirator­ia o muscular y analgesia, entre otras. También, existen fármacos en fase de ensayo clínico que abren nuevas esperanzas a los pacientes con FOP.

La prevalenci­a de esta patología se sitúa en torno a los 1,36 casos por millón de habitantes en el mundo. En España, el número de personas diagnostic­adas es de unos 39, aunque se desconoce el número real de afectación de la FOP. “Somos un pequeño número de personas que pasa inadvertid­o y que precisa de la ayuda de la administra­ción pública”, subraya la presidenta de la Asociación Española de FOP (AEFOP), Sonia Las Heras, madre de un niño con dicha patología. Además, explica cómo las limitacion­es a las que se enfrentan los pacientes abarcan tanto las complicaci­ones físicas, debido a las restriccio­nes de movilidad, como las psicológic­as, al ser una enfermedad degenerati­va.

Por estos motivos, desde la AEFOP pretenden servir de altavoz y difundir el conocimien­to de la enfermedad durante todos los días del año y, especialme­nte, el 24 de abril, que se conmemora el Día Mundial de FOP. “Cuánto más conocimien­to de la enfermedad haya, mejor, ya que será posible tener más fuerza”, concluye Sonia Las Heras, que promete hacer lo posible para “ejercer más presión y poder ayudar a los enfermos”.

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